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Emilio Sánchez y el ecuatoriano Andrés Gómez ganaron el torneo de dobles de Roland Garros

Alex Martínez Roig

ENVIADO ESPECIAL, Emilio Sánchez Vicario ganó el torneo de dobles de Roland Garros formando pareja con Andrés Gómez (Ecuador), al vencer en la final a John Fitzgerald (Australia) y Anders Jarryd (Suecia), por 6-3,6-7 (8-10), 6-4 y 6-3. Éste es el primer título del Grand Slam de dobles que consigue un español desde que Manolo Santana, con Roy Emerson (Australia), ganó en 1963. Steffi Graf (RFA), por su parte, de 19 años, logró su segundo triunfo consecutivo al vencer a Natalia Zvereva (URSS), de 17, por 6-0 y 6-0, en sólo 32 minutos. Graf cobró unos 29 millones de pesetas y Zvereva la mitad, aunque todo el dinero va para la federación soviética, que entrega a sus jugadores 25 dólares (2.750 pesetas) al día

Emilio se anotó su primer triunfo en un torneo de dobles del Grand Slam, aunque el año pasado ya había ganado los torneos de dobles mixtos de Roland Garros, con Pam Shriver (EE UU), y Flushing Meadow, con Martina Navratilova (EE UU). Emilio ya fue finalista, junto a Sergio Casal, en el torneo de Wimbledon de 1987.

La victoria de Gómez y Sánchez fue producto de un cúmulo de casualidades. Gómez debía jugar con el chileno Gildemeister, pero a última hora este último decidió no jugar. Entonces, Gómez se comprometió con Martín Jaite (Argentina), pero la organización ya no les dejó inscribirse al ser muy tarde para hacerlo. Emilio, por su lado, se quedó sin su compañero Sergio Casal, que abandonó París tras perder en la primera ronda, para operarse de un quiste en la muñeca en Barcelona. Emilio le pidió a Gómez ser su compañero, y éste, al que ya no le quedaba otra oportunidad, aceptó.

Ayer, Sánchez y Gómez ganaron con facilidad gracias a los tremendos errores del australiano John Fitzgerald. De hecho, sólo los propios fallos impidieron que la pareja ecuatoriana-española ganase en tres set, porque en la segunda manga llegaron a gozar de una ventaja de 5 a 2 y, más tarde, de los pelotas de set, todo ello en la muerte súbita.

Gómez y Sánchez tienen una forma de jugar que ha roto todos los canones establecidos. Gómez, un zurdo, juega a la derecha. "Es la táctica de la confusión", dijo el ecuatoriano. "Normalmente, la primera volea debe ir al centro, donde los contricantes la reciben de revés. Nosotros, al jugar distinto, obligarnos al contrario a buscar los rincones. Reducimos los espacios, porque si lanzasen la primera volea al centro de la pista, tanto Emilio como yo la devolveríamos con nuestro mejor golpe, la derecha".

Las casualidades de¡ destino han impedido que Gómez y Sánchez jueguen en Wimbledon, donde la inscripción ya está cerrada. Gómez jugará con el yugoslavo Zivojinovic, y Emilio con Sergio Casal. Sin einbargo, la victoria de ayer parece acercar el momento de la disolución de la pareja española.. De hecho, al principio de esta temporada sólo la intervención de la federación impidió que la ruptura se consumase. "Es muy distinto jugar con Andrés que con Sergio", explico ayer Emilio. "Con Sergio gan,unos muchos torneos menores, pero nunca hemos logrado éxitos en los grandes". Sergio juega más correcto el doble que yo, pero juntos nos cuesta mucho más ganar, tanto a los buenos como a los malos. Con Andrés, al tener los dos muy buenos restos, ganamos con mucha facilidad".

Lloros y ridículo

La final femenina fue un auténtico fiasco, y la victoria más fácil en el torneo de Roland Garros desde su inicio en 1897. El resultado más cercano al 6-0 y 6-0 de ayer fue el 6-1 y 6-0 con el que Suzanne Lenglen ganó a K. Browne en 1926. Sólo en una ocasión anterior, y hay que remontarse a 1911, se dio un resultado similar en una final del Grand Slam. Entonces, en Wimbledon, Dorothea Lambert ganó por un doble 6-0 a Dora Boothy."?Por qué no dijo usted nada por el micrófono de ambiente cuando estaba en la tribuna presidencial recibiendo el trofeo?". "Sabía qué decir, pero no podía hacerlo". Y Natalía Zvereva, el mejor producto del nuevo tenis soviético, se tapó la cara con las manos y se puso a llorar desconsoladamente ante un centenar de periodistas. Quizás en ese momento se despertó del estado de catarsis nerviosa con el que jugó la final, y se dio realmente cuenta del rídículo que había hecho. Quizás también se acordó de su familia y de sus amigos, en Minsk, que la habían visto por la televisión en la primera transmisión de la final que se ofrece en la URSS desde hace muchos años.

Así, el partido de ayer fue una anécdota, aunque sea una anécdota histórica. Natalia Zvereva sólo ganó 15 puntos (5 en el primer set). Zvereva, la primera soviética que llegaba a una final de Roland Garros desde Olga Morozova en 1974, fue auténticamente devorada por sus nervios. En ningún momento soltó su brazo ni conectó los golpes que la llevaron a la victoria ante Martina Navratilova, la segunda mejor jugadora del mundo, en los octavos de final. La Zvereva de ayer estaba incluso por debajo de la joven de 16 años que el año pasado ganó los torneos juniors de Roland Garros, Wimbledon y Flushing Meadow.

En el otro lado de la red estaba Steffi Graf -que ganó así la cantidad de 906.000 pesetas por minuto-, jugando con Zvereva como un gato lo hace con un ratón. Sin el menor asomo de piedad, Graf fue conectando sus tremendos golpes de derecha, y sumando juego tras juego. "Enseguida me dí cuenta de que Natalia estaba nerviosa", dijo Graf, "pero yo traté de concentrarme al máximo, sin preocuparme por ella". La victoria de Graf fue tan fácil y tan poco emocionante -para desgracia de los espectadores que habían pagado en la reventa 1.000 francos, unas 20.000 pesetas-, que hasta la propia ganadora llegó a pedir perdón cuando recibió el trofeo: "Siento que todo haya sido tan rápido". Steffi dijo también que estaba convencida de que Zvereva se recuperaría del tremendo golpe recibido ayer.

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Sobre la firma

Alex Martínez Roig
Es de Barcelona, donde comenzó en el periodismo en 'El Periódico' y en Radio Barcelona. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Deportes, creador de Tentaciones, subdirector de EPS y profesor de la Escuela. Ha dirigido los contenidos de Canal + y Movistar +. Es presidente no ejecutivo de Morena Films y asesora a Penguin Random House.

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