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Linda Evans protagoniza la miniserie 'La última frontera', que comienza hoy a emitirse

La última frontera, de la que TVE emite hoy la primera parte (TVE-1, 23.35), fue la primera producción australiana emitida por una cadena norteamericana -la CBS- en la franja horaria de máxima audiencia. El prodigio lo logró la presencia en la miniserie de Linda Evans, la estrella de Dinastía, que en esta producción de 7,5 millones de dólares (alrededor de 820 millones de pesetas, en parte aportados por la CBS), rodada en Los Ángeles y en Australia, intenta mostrar inexploradas facetas interpretativas en el papel de una norteamericana que lucha por sobrevivir en un rancho australiano.

El mercado norteamericano fue desde el principio el objetivo y la razón de ser del proyecto de la productora australiana McEIroy y McEIroy. En realidad, pocas grandes producciones de esta emergente potencia televisiva encuentran amortización en el propio suelo. Mientras que los costes han aumentado estos últimos años en más de un 250%, las cadenas de televisión sólo han incrementado en un 15% el pago por los derechos de emisión. La solución es exportar y asegurarse colaboración financiera en el exterior.Con tal fin, Hal McElroy contrató al guionista Michael Laurence (Retorno a Edén), a quien encargó la creación de una historia que pudiera viajar a EE UU. Una expatriada americana de Alice Springs, un lugar inhóspito de Australia al que había ido a parar tras su boda con un ganadero, fue la idea matriz. El guión no acabó de convencer, pero ocurrió que Linda Evans se vino a encaprichar con la historia. Con la actriz de Dinastía encabezando el cast, la cadena CBS aceptó pagar una buena parte del coste de la producción, una de las más caras jamás realizadas en Australia. Claro que la cadena norteamericana impuso una férrea tutela sobre el proyecto. De entrada, y al margen de cambios en el guión, la CBS impuso sus criterios sobre la configuración del reparto, imponiendo, por ejemplo, a Jason Robards.

La experiencia tuvo para la actriz efectos taumatúrgicos. Se dice que el rodaje en Alice Spring despertó en la estrella al buen salvaje que llevaba dentro y las añoranzas mil de una vida ecológica, doméstica y sencilla.

En pantalones vaqueros y apenas sin maquillaje, Linda Evans soportó impávida soles abrasadores, tormentas de polvo y toda clase de riesgos en los que, se cuenta, no quiso ser doblada (para horror de Aaron Spelling, el productor de Dinastía). Los esfuerzos de Linda tuvieron su premio en el alto índice de audiencia que tuvo la emisión en la CBS (el 8 de octubre de 1986).

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