La policía interrogó a jugadores del Barça por la agresión a un espectador
Los jugadores del Barcelona Sagalés y Papitu, más el entrenador Valero Ribera, prestaron declaración en la comisaría el miércoles por la noche tras la agresión realizada contra José Oña Vallcorba, de 52 años, en el descanso del partido de Liga que disputaban el Cacaolat y el Barcelona, en Granollers. Oña permanece ingresado desde entonces en la Policlínica del Vallès con traumatismo craneal, del que evoluciona favorablemente. El aficionado tiene un profundo corte en su ojo izquierdo que requirió 12 puntos de sutura.
José Oña afirmó ayer que presentará una denuncia contra el jugador Joan Sagalés. Los árbitros no hicieron constar en acta los sucesos.Según la versión de Oña, todo empezó cuando, en el descanso del encuentro, se dirigió hacia Sagalés recriminándole una fuerte entrada a Puig, jugador del Cacaolat. "Poco antes de que Sagalés llegara a la puerta de vestuarios, se dio la vuelta y me propinó un fuerte puñetazo. Por el impulso me fui hacia atrás y me golpeé la cabeza contra una columna", aseguró Oña. Sagalés, en cambio, afirma: "Tuve que soportar los insultos de este señor pero no pude reprimirme cuando me golpeó por atrás".
La refriega que se produjo a consecuencia de los incidentes fue cuestión de segundos, según todos los implicados. El técnico del Barcelona, Valero Ribera, recibió una patada en la zona púbica y cayó fulminado al suelo, mientras que varios jugadores del Barcelona se enzarzaron en una pelea con algunos espectadores. En el transcurso de esta pelea, y según algunos testigos, José Oña, que permanecía en el suelo sin sentido, recibió varias patadas.
Oña fue atendido en el mismo lugar de los hechos por Joan Campá, médico del club vallesano. La ambulancia que trasladó a Oña hasta la Policlínica del Vallès tardó más de un cuarto de hora en llegar al Pabellón Municipal. Valero Ribera recibió asistencia médica en la Policlínica del Vallès una vez finalizado el encuentro.
A raiz de los incidentes, la policía requirió la presencia del entrenador del Barcelona, que prestó declaración en la comisaría de Granollers junto a Papitu y Sagalés. La citada comisaría, a pesar de que hasta el momento no se ha presentado formalmente ninguna denuncia, ha abierto las oportunas diligencias.
Denuncia contra Sagalés
José Oña explicó: "En los 36 años que hace que soy socio del club, nunca había tenido el más mínimo problema con nadie y eso que reconozco que grito tanto como puedo en apoyo del Cacaolat, pero en ningún caso tanto como para llegar a pegarme con nadie". También añadió: "En cuanto salga de la Policlínica, presentaré denuncia contra Sagalés porque fue él quien me agredió y así lo pueden testificar las personas que estaban cerca cuando ocurrieron los hechos". Oña también afirmó que el Cacaolat debería presentar denuncia, "porque para algo soy socio de la entidad".Por su parte, Joan Sagalés manifestó: "Nos hacen culpables de una situación en la que lo único que sucedió es que nos defendimos de las agresiones que sufrimos".
Papitu coincidió con la opinión de su compañero y dijo: "Lo único que hicimos fue defendernos e intentar sacar de la pista a Valero Ribera, que cayó fulminado al suelo tras haber recibido una patada".
A pesar del tumulto el partido pudo proseguir con toda normalidad y no se volvió a producir ningún tipo de incidentes, aunque la policía escoltó al autocar que trasladaba a los jugadores del Barcelona hasta las afueras de Granollers.
Accesos deficientes
Todos los sucesos no hacen sino reforzar las numerosas críticas sobre la deficiencia de los accesos entre la pista y los vestuarios del pabellón municipal en que disputa sus partidos el Cacaolat Las puertas de los vestuarios están situadas a ambos lados de la barra de un bar y el público tiene fácil acceso a la zona, a pesar de la presencia en la misma de la policía y de alguno de los cinco guardias jurados que habitual mente contrata el club. En esa zona fue agredido José Oña.Francesc Rubio, teniente de alcalde y concejal de deportes del Ayuntamiento de Granollers, coincidió con la opinión del gerente del club, Josep Blanchart, en el sentido de que "urge una solución al tema".
El equipo de baloncesto del Cacaolat ya tuvo serios problemas con la Asociación de Clubes cuando jugaba en este mismo pabellón por estas mismas deficiencias, que impiden una mínima separación de seguridad entre los jugadores y los espectadores.
El Cacaolat presentará un informe sobre los hechos al secretario general de la Federación Española de Balonmano, Antonio García Zamorano. Los árbitros del partido, Breto y Huguet, no hicieron constar en acta estos hechos, aunque ello no descarta la posibilidad de que el comité de competición, que preside Javier Loinaz, abra un expediente informativo. La pista del Cacaolat está apercibida de cierre tras la agresión sufrida por un árbitro en uno de los últimos partidos disputado contra el Cajamadrid.
El responsable de la sección de balonmano del Barcelona, Francesc Ventura, y el presidente del Cacaolat, Jaume Rodríguez, comentaron ayer la posibilidad de organizar una comida entre las plantillas y los técnicos de ambos clubs para tratar de olvidar estos incidentes.
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