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La mascota de Mariscal no gusta a la mayoría de los españoles

La mascota de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, diseñada por Javier Mariscal, produce una división de opiniones aunque inclinada de forma clara (en una proporción de 3 a 1) del lado de los críticos, es decir, de aquellos a quienes no gusta, según un sondeo realizado para EL PAÍS por el Instituto Demoscopia. La actitud crítica es más frecuente en Barcelona que en Madrid o Valencia.Según un 47% de los encuestados, la mascota no vende al extranjero la imagen de una España moderna, a excepción de Valencia, donde se produce un sentimiento de especial simpatía por la obra de Mariscal y de alineamiento de identidad colectiva en el conflicto que hubo hace algunas semanas a raíz de las declaraciones de este autor sobre Cataluña. Sin embargo, un 50% de los españoles está convencido de que, con el paso del tiempo, la gente se acostumbrará al polémico diseño de Mariscal y le acabará gustando más que ahora.

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