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JUEGOS OLÍMPICOS DE INVIERNO

El suizo Pirmin Zurbriggen obtiene en la 'prueba reina', el descenso, su primera medalla de oro

ENVIADO ESPECIAL El suizo Pirmin Zurbriggen confirmó todos los pronósticos y, "con la ayuda de Dios" y de su gran calidad como esquiador, ganó el descenso olímpico de Calgary, por delante de su compatriota Peter Mueller. La prueba, suspendida el domingo, se disputó ayer aprovechando la mejoría del tiempo. Por otro lado, el caos reina en la representación española, que va desde las ridículas actuaciones hasta ahora a las preferencias absolutas hacia Blanca Fernández Ochoa, la única con posibilidades de éxito, lo que ha supuesto tensiones al olvidarse prácticamente al resto del equipo.

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Desde que el suizo Peter Mueller, uno de los grandes especialistas del descenso, la prueba reina del esquí alpino, la abrió con un tiempo sólo 14 centésimas de segundo superior a los dos minutos se supo, a juzgar por los entrenamientos anteriores, que sólo podría ganar ya quien bajara del tope de los 120 segundos. Y estaba claro que entre los 14 restantes esquiadores de la primera serie únicamente había uno capaz de hacerlo, su compatriota Zurbriggen, el creyente y religioso Pirmin.Zurbriggen supo como nadie salvar con las mismas piernas de acero que Mueller, pero con más habilidad, las cuatro dificilísimas primeras curvas del recorrido de 3.147 metros de longitud, con un piso infernal, muy propicio para salirse de la pista. Y luego también se deslizó como nadie y saltó los 30 metros tras el muro de la mitad del trazado con el mejor equilibrio, sin perder nunca la imprescindible posición de máximo aerodinamismo.

Su primer título

A la primera oportunidad en estos Juegos, Zurbriggen ya es campeón. Es su primer título olímpico. Dios le ha ayudado, como repitió al término de su intervención, pero su calidad también le ha permitido dejar otra vez sin el oro a Mueller, que también consiguió la plata en Sarajevo (Yugoslavia) en 1984 y que en esta ocasión quedó a más de medio segundo de él.

Zurbriggen bajó a una velocidad media de casi 95 kilómetros por hora, lo que, en un recorrido con tantos virajes como el que afrontó ayer, significa que superó los 110 kilómetros en los tramos rectos.

Curioso panorama

El panorama de la representación española en los Juegos es muy curioso. Una única posibilidad de éxito, cuidada con un mimo absoluto, la de Blanca Fernández Ochoa, y un resto que apenas garantiza huir de los últimos puestos en las diferentes pruebas sin entenderse muy bien a qué ha venido.

El saltador Bernard Solá fue el domingo el penúltimo de 58 participantes en el trampolín de 70 metros, en el que se impuso el finlandés Matti Nykaenen, y la esquiadora de fondo Piroska Abos, de origen rumano, la 46ª de 51 en los 10 kilómetros. Ayer Pablo García fue el 29º de 36 en luge (trineos) individual, en lo que ganó el alemán oriental Jens Mueller, y en los 30 kilómetros, también de esquí nórdico, Josep Giró acabó el 592 de 87, mientras que Jorge Ribó abandonó. En esta prueba la Unión Soviética volvió a demostrar su superioridad con la medallas de oro de Prokurorov y la de plata de Smirnov.

Los esquiadores alpinos españoles aún no han actuado, pero las perspectivas no son mucho más halagüeñas y con el agravante de que, si en el resto de modalidades, al ser todos los atletas igual de discretos, sí cuentan con sus entrenadores, en este caso no. La federación, que ha traído tanto relleno, ha apostado por Blanca Fernández Ochoa de forma total y discriminatoria. Se encuentra desde hace dos semanas en una estación de Colorado (Estados Unidos) y no vendrá hasta el viernes o el sábado, casi en vísperas de sus pruebas, la próxima semana. Y con ella han estado dos de los entranadores del equipo, Henry Dominique y Gino Senegaliesi, más la atención preferente del director técnico, su novio, el italiano Daniele Horetto, que sólo ha estado parte del tiempo en Calgary.

Todos los equipos con posibilidades de ganar medallas se aíslan en una estación para prepararse, lo cual parece razonable, pero, en este caso, se ha hecho únicamente con Blanca Fernández Ochoa, que, además, está acompañada por su hermano Luis. Aunque éste es también el único componente del equipo masculino que puede obtener clasificaciones dignas, la discriminación resulta demasiado evidente.

Eva Moga, Ainhoa Ibarra, Delfín Campo y Jordi Pujol son los abandonados y se han quejado de ello cuando, además, no ha venido otro entrenador, el ex coredor Jorge García, en contra de lo que estaba previsto. A García se le dejó en España con el pretexto de que sólo se desplazaban .tres esquiadoras, no cuatro, y no hacía falta. García, al parecer, ha presentado la dimisión.

La salida de emergencia que se ha tomado es que los abandonados se entrenen con el equipo británico, que tampoco tiene aspiraciones. Incluso se barajó la posibilidad de ir a otras pistas en Unidos, dado que no se podía entrenar debidamente en a zona, pero la dificultad de transportes existente en Calgary sólo permitirá acercarse a unas a dos horas de aquí.

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