'Bienio negro'
En el editorial del día 22 de enero de 1988, dedicado al 3º Congreso del PSOE, exponen una tesis que, a mi juicio, supone una interpretación tremendista ante un hipotética alternativa al Gobierno socialista. En un párrafo del editorial apuntan que, a diferencia de Francia, un eventual GobiernoPasa a la página siguiente
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de la derecha (supongo que se refieren a Alianza Popular) llevaría a una involución similar a la que supuso el bienio negro durante la República. Aunque no postulo una alternativa al PSOE desde lo que convencionalmente se entiende por la derecha, sí deseo señalar que la referencia al bienio negro republicano me parece una analogía totalmente extemporánea con respecto a la situación actual. Fue durante ese bienio, inmediatamente precursor de la guerra civil, cuando se exacerbó el enfrentamiento entre derecha e izquierda y cuando, como respuesta al acceso al Gobierno de varios ministros de la CEDA, dirigida por Gil Robles, se produjo en Asturias la revolución armada dirigida por el PSOE (octubre de 1934), que tuvo unas consecuencias nefastas tanto para los obreros que la protagonizaron como para la convivencia democrática. Esa revolución desmoralizó a hombres del republicanismo liberal como Azaña y del socialismo humanista como Besteiro. En opinión de hombres como Salvador de Madariaga, esa revolución deslegitimó a la izquierda que la organizó contra los principios democráticos que inspiraban la Constitución republicana. Hoy es venturosamente obvio que nuestro presente político está en las antípodas de aquel enfrentamiento entre derecha e izquierda, e incluso sus conceptos e intereses están algo desdibujados y hasta se superponen en determinados temas (por ejemplo, ambos invocan el beneficio de la empresa como método para generar y repartir riqueza, en contraposición con el viejo objetivo marxista de nacionalizar los medios de producción). Felipe González ha hecho explícita su adhesión al modelo político que denominamos occidental y ha utilizado su habilidad caudillista en hechos tan trascendentes como su defensa casi fanática del ingreso en la OTAN (una alianza anticomunista, recordémoslo), o en detalles simbólicos como proclamar su preferencia a morir apuñalado en Nueva York antes que vivir en la Unión Soviética (¿quién da más?). Dado que las conquistas alcanzadas en el bienestar social son globalmente aceptadas tanto por la derecha como por la izquierda, entiendo que hoy se discrepa sobre las vías de perfeccionar la democracia a acrecentar la justicia social, pero no sobre la esencia de los compromisos definidos en nuestra Constitución. Por ello estimo que el progreso de la sociedad debe superar la manipulación electoralista del lenguaje y escoger actitudes que sustituyan el fariseísmo por la autenticidad.- Militante del CDS de Cataluña.
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