Olvidar y jugar
"Necesito olvidar. He sufrido mucho", dijo Kasparov a los informadores, tras la ceremonia de clausura, mientras intentaba acercarse al vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, para saludarle. No obstante, se refirió a su preparación física como factor fundamental de: su triunfo: "Me ha ayudado mucho. Ahora soy el campeón con -todos los derechos. Por fin, podré disfrutar del título durante tres años y pensar en otras cosas".Para no perder la costumbre, Karpov llegó tarde a la clausura, acompañado de su esposa, Natacha, que mantuvo su simpatía y recibió un ramo de flores entre una, avalancha de fotógrafos. Había otro destinado a Clara, la madre de Kasparov, que no acudió a los Reales Alcázares de Sevilla. El subcampeón manifestó: "Ésta fue una de las peores partidas entre Kasparov y yo. Hubo errores de ambos y ganó el que mejor controló sus nervios".
Preguntado sobre cómo se sentía tras ganar la penúltima, Karpov reconoció: 'Cometí un error psicológico. Me relajé demasiado. Acudí a jugar el viernes completamente desconectado de la realidad, como si el encuentro ya hubiera terminado, y por eso jugué tan mal". Como hizo en 1985, cuando perdió el título, Karpov jugará para olvidar. "Me siento muy mal, pero seguiré luchando. Ya tengo un apretado programa. Comenzará en Holanda a finales de enero".
El filipino Florencio Campomanes, el presidente de la Federación Internacional, que, habitualmente, domina a la perfección las ceremonias protocolarias, saludó al vicepresidente del Gobierno de esta manera: "...Vicente Guerra, vicepresidente de la República...". No obstante las carcajadas consiguientes, mantuvo la compostura y terminó su parlamento con dignidad.
No se vio por televisión
Diarante algún tiempo, tras rehusar Karpov un cambio de damas, lo que decantaba el incontestable triunfo de Kasparov, el escenario quedó desierto, informa Juan Méndez. El momento pasó inadvertido para algunos, aunque los periodistas captaron rápidamente lo sucedido. Se palpó el significado de la reacción de Kasparov, que, sabedor de su triunfo, había abandonado su asiente raudo y con energía. Los espectadores de televisión no pudieron presenciar esos instantes pese a que la partida se retransmitió en directo. Y es que unos segundos antes las imágenes se suspendieron en Estadio 2 para ofrecer una entrevista. Kasparov había realizado el rnovimiento clave para forzar el albandono de su rival.
En la segunda edición del telediario del fin de semana, 48 Horas, tampoco hubo imágenes. Se anunciaron, pero sólo llegó la noticia escueta del triunfo definitivo de Kasparov.
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