_
_
_
_

Cuarta derrota consecutiva del Barcelona en la Copa de Europa

La cuarta derrota consecutiva del Barcelona en la Copa de Europa ha encendido la luz de alarma en el vestuario barcelonista. Su carrera hacia la fase final empieza a ser una prueba hacia el imposible. Como si del lanzamiento de una nave espacial se tratara, las oportunidades del Barcelona se van descontando. 14, 13, 12, 11 y ahora 10 para lograr ocho triunfos. De momento, más que un camino al estrellato parece la cuenta atrás del estallido de un petardo de feria.Es difícil encontrar el fallo de una maquinaria tan lujosa como el equipo que Aíto tiene en sus manos. Lo evidente es que no tienen carisma en la pista, no tienen un líder y no obtienen victorias, que es la forma de paliar todo lo demás. Este año, la Copa de Europa no es para señoritos. El Barça deberá meditar ante tal desafío.

El Partizán impuso desde el inicio su ritmo lento y las tres faltas de Solozábal en la primera parte cortaron la reacción del base barcelonista. Soler no fue revulsivo y Costa siguió inactivo, aunque tenía el alta médica. Los lanzamientos exteriores se mostraron desde el inicio como una solución al dominio que en el rebote tenían las perchas yugoslavas.

Norris tardó ocho minutos en sumar una canasta y Epi llegó al descanso con cuatro puntos, todos de tiros libres. En cambio, Paspalj lo metía todo y en posiciones inverosímiles. Los diferentes hombres que Aíto colocaba sobre el todo-terreno yugoslavo no lo podían frenar. Los lentos ataques dirigidos por Djordievic culminaban en unos rápidos movimientos dentro de la zona en donde Divac era un artista. Su labor era facilitada por Norris.

Un triple de Sibilio adelantó fugazmente al Barcelona (31-30). El Partizán se cargaba de faltas, pero no cedía en su dura defensa. El rebote seguía siendo visitante y al descanso se llegó 43-46.

McDowell volvió a ser el de hace unas semanas en los primeros minutos de la segunda parte. Anotaba, reboteaba, ponía tapones y llevaba a su equipo al mando en el marcador, 49-46.

La eliminación de Paspalj y la máxima ventaja del Barcelona (72-66) a nueve minutos del final hacían pensar en la victoria barcelonista. Cuando se le acabó el gas a McDoweil se le fue a todo el equipo. No estaba Paspalj, y el seguro Djordjevic no metía una, todo era favorable al Barcelona. Unos dobles de Sibilio, un tapón de Divac a Epi, un triple fallado por Sibilio y en un visto y no visto la realidad de otra derrota. Hace un mes hubiera sido impensable tal balance.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_