Dos niños muertos tras meterse en una alcantarilla
Los niños Nicolás Hernández Flores, de 12 años, y José Díaz Muñoz, de nueve, fallecieron el lunes por la noche tras introducirse en una cámara subterránea del Canal de Isabel II, en la Calle de Mauricio Legendre. Los niños, que probablemente fallecieron por emanaciones tóxicas, fueron rescatados por familiares y bomberos.
El poblado gitano situado junto a la estación de Chamartín y habitado por una veintena de familias vivió ayer una jornada de luto. Los hombres aguantaban su dolor en la calle, al calor de una hoguera, y las mujeres lloraban en el interior de una miserable chabola. La llegada de familiares y amigos al lugar del duelo era constante. Los momentos de máxima tensión y dolor se produjeron al mediodía, con la llegada de los dos féretros.La tragedia comenzó el día anterior, alrededor de las siete de la tarde. Un grupo de amigos, de entre ocho y 12 años, jugaba entre el barro y la basura que rodea sus viviendas, mientras las mujeres los buscaban para cortarles el pelo.
Los muchachos habían visto a los poceros trabajar a lo largo de la mañana en una cámara subterránea del Canal de Isabel II, y se les ocurrió meterse en el interior. Niso, uno de los muchachos que participó en la aventura, recuerda que levantaron la pesada tapa con un pico y poco después comenzaron el descenso.
"Los coches no paraban"
Colás y José se introdujeron por el túnel los primeros y cayeron desmayados. Sus amigos salieron corriendo a pedir ayuda: "No pueden salir del túnel", gritaron. A los pocos minutos, los familiares de los pequeños, sorprendidos porque no entendían de qué túnel hablaban los niños, llegaron al agujero y rescataron a José. Los bomberos sacarón después a Colás.En medio de "la desesperación de los padres", las familias trataron de llevar a los niños a un hospital. "Los taxis no paraban y los coches particulares tampoco. Desesperado, Vicente, el padre de José, se plantó en medio de la calle con el niño en brazos", aseguró un testigo del suceso. "Se perdieron unos momentos probablemente claves para la vida de los pequeños".
Vicente Díaz, el padre de uno de los muertos, confirmó que tuvo que ponerse en medio de la carretera, con riesgo de ser atropellado, para poder llevar al niño al hospital. Vicente acababa de llegar a Madrid con sus siete hijos para visitar a su suegra, que vive en el poblado.
Nicolás y José fallecieron antes de llegar a La Paz. Los bomberos aseguraron ayer que sacaron dos litronas del interior del subterráneo, por lo que se especula con la posibilidad de que los niños trataran de buscar un refugio oculto para beber sin que les vieran.
La cámara donde se introdujeron, que está cubierta por una pesada tapa, conduce, por un pasillo de unos 20 metros de largo por cuatro de ancho, a un registro de corte de llaves del Canal de Isabel II, empresa que abastece de agua a Madrid.
Nicolás Hernández, padre de Colás, vestido de riguroso luto, se quejaba ayer de su mala suerte. "Me fui a por un poco de leña para calentar la chabola y cuando volví había perdido al mayor de mi seis hijos", aseguró, destrozado por el dolor. Nicolás vive desde hace un año en una casa semiderruida que carece de luz y agua y mantiene a su familia con lo que saca de la venta de chatarra. En la puerta hay un barreño lleno de cacharros sucios y algunos juguetes rotos. Junto a la vivienda de esta familia se celebró ayer el duelo por los pequeños, que serán enterrados hoy o mañana.
Niso, que se salvó por los pelos, no parecía ayer el muchacho travieso que "siempre anda pidiendo tabaco". Estaba conmocionado, y en su rostro todavía se apreciaban algunos arañazos provocados al ser sacado a rastras por su hermano del interior del túnel.
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