_
_
_
_
Tribuna:LA ECLIPSE
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Mancha

Más que un presidente, más que el presidente de AP, Hernández Mancha es o parece un agujero negro en sol de la derecha: la designación de una ausencia / carencia trágica, como es la falta de un gran líder. Hernández Mancha es esa señal que se pone entre las páginas de un libro (cualquier cosa, un papel, una foto vieja) para recordar por dónde íbamos leyendo. (Eugenío d'Ors podía interrumpir la lectura en la mitad de un párrafo y reanudarla un año más tarde a partir de la Última palabra leída.) Hernández Mancha no es una presencia: es sólo el pictograma que indica "salida peatones" o "servicio caballeros", o la silueta del semáforo (que los paletos que ya no hay llamaban "muñeco"), que unas veces camina parada en verde y otras se está firmes en rojo.El otro día ha dicho Mancha en unas declaraciones: "... a través suyo se conseguirá...". Un líder que se dice "a través suyo" no es precisamente un líder de la sintaxis, y el político, corno el poeta, no es sino una sintaxis propia, un dialecto personal y apasionante. El ahora jubilado Fraga Ir¡barne (las jubilaciones nunca vienen solas, don Manuel) se comía las palabras agarbanzadas y garbanceras, no era/ es un estilista, ni hablando ni escribiendo, pero tenía la eficacia barojiana de la mala prosa enumerativa. Mancha es que habla casi peor que los socia listas. La otra tarde, en una sencilla fiesta en torno a la Constitución, Leguiina dijo "Constitución dura" por duradera, pero fueron los nervios y la emoción constitucional.

Hernández Mancha no está ahí ocupando un cargo, sino señalando una ausencia. No está ejerciendo un liderazgo sino llenando de vacío un hueco. Es no más que una señal de tráfico que a la derecha ni sí quiera le sirve para saber por dónde tiene que cruzar. ¿Es que la derecha española, los cruzados de: la causa, los jerifaltes / gerifaltes de antaño, no tienen hoy hombres grandes, ya que no grandes hombres? Pues claro que sí. Lo que pasa es que Felipe González los ha fichado a todos. Una de las grandes mañas políticas de González es, que ha integrado a la derecha moderna y progresista en su gestión. Carrillo me dice que en el PSOE hay dos partidos: los, socialdemócrata / liberales y los ugetistas. Uno diría, más bien, que González ha integrado en su macroeconomía / macroideología a la nueva derecha monetarista de España, dejando la derecha histórica, literaria y silvana para Fraga, -Mancha y otros retroprogresivos, que explicaría mi amado Salvador Pániker en su último libro. Ya se dijo de Napoleón que su genio estaba en utilizar incluso el talento de los generales enemigos. Así las cosas, lo que le queda a la Santa Alianza es un pictograma, el pictograma / Mancha, como flecha del tiempo que -no lleva a ninguna parte: una flecha que carece asimismo del curare letal de las flechas indias: que carece, quiere decirse, de imaginación, inventiva, maldad para la invectiva y estilismo para la calumnia. ¿Qué sería de los políticos sin el don de la calumnia? Mancha es el líder de la derecha que no es. La derecha americanista y europeísta está sirviendo el proyecto internacionalista, grandioso y precario al mismo tiempo, de González.

Mancha no es Mancha (escrito así, el apellido, parece un apellido del Quijote: lo ennoblezco). Mancha es la señal que la derecha ha puesto en su libro de oro mientras medita la lectura e imagina cosas que no se le ocurren, audacias, iniciativas que no hay. Todas las posibles las ha asumido la izquierda, y no sólo el PSOE. Mancha es el abrecartas de una derecha vieja que ya no tiene quien le escriba.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_