El cineasta de los cambios
Tras 30 años de intensa labor cinematográfica, Louis Malle ha vuelto al cine francés con la película triunfadora en Venecia, Au revoir les enfants, un filme evocativo y sentimental que entronca con ese espíritu tan truffautiano de la pureza de corazón; de alguna manera, la columna vertebral de la nouvelle vague renacida.Por el camino, Louis Malle ha sido el cineasta de las sorpresas, los cambios y las inquietudes. Flotando entre los vapores que irrumpían en la segunda mitad de los cincuenta en el renovado panorama del cine francés, sacudió con Los amantes a las bienpensantes membranas de la sociedad burguesa, y ésta echó el grito al cielo: el escándalo. Pero Malle no sentía interés alguno en ser provocador. Si su cine era especialmente duro se debía a la refracción de la cruel realidad que registraba su ojo, atinado ojo: ojos que ven, corazón que siente. Zazie en el metro, Vida privada -la que nada tiene que ver con Betriu- o Fuego fatuo son algunas de las obras de esos primeros y arrebatados 10 años de filmografia.
Más tarde viene su exótico interés por la India. Otras realidades al alcance de un excelente documentalista capaz de penetrar también tanto en las piedras (Place de la Republique) como en el hombre (Humain, trop humain), alcanzando una madurez expresiva en la que acaso sea su obra maestra Le souffle au coeur.
Francesa, sí, porque Malle tiene igualmente una etapa americana. Y magnífica. De ella, bien conocidas son La pequeña (exquisitamente perturbadora) y Atlántic City (sobre la decadencia no sólo de una ciudad, sino del sueño americano tout court).
Acabado el breve, brevísimo ciclo de Fassbinder, TVE nos invita ahora a transitar siete semanas por la obra de este cineasta singular. Desde Ascensor para el cadalso, su opera prima en el largometraje, hasta La pequeña, y pasando por Los amantes, Zazie en el metro, Fuego fatuo, Calcuta y Un soplo en el corazón.
Ascensor para el cadalso es una angustiosa y sobria película de suspense, despojada de artificios y parapetada en el inenarrable sufrimiento de dos amantes durante una larga noche parisiense. Es un filme seco, cortante y agreste como un lingotazo de whisky.
Ascensor para el cadalso se emite hoy, por TVE-2, a las 21.20.
