El Grupo IFA bordó el ridículo ante el Madrid
Parece difícil creer que no suceda nada en un partido de baloncesto, donde es estadísticamente imposible un marcador sin tantos. Pero es posible. Y eso estaba sucediendo entre el Madrid y el llamado Grupo IFA -es decir, nada-, hasta que empezó a pasar de todo.Pasó que al descanso se llegó con un 54-31 a favor del equipo local, resultado que no era brillante ni indigno. Un poco antes, había saltado a la cancha el indesmayable Cargol, con todo el tiempo del mundo por delante, y, claro está, salió dispuesto a aprovecharlo. A poco de la reanudación consolidó una nueva jugada, el mate a cuatro manos, por si acaso no bastaban las dos de Branson. Pasó también que al IFA no sólo le costaba mantener la pelota los 30 segundos de posesión, sino que le resultaba una tortura anotar, porque transcurrió nada menos que ocho minutos sin marcar un tanto.
Ese cúmulo de circunstancias no podían significar otra cosa: se avecinaba algo, algo tenía que pasar. No podía ser que no pasase nada. Así que, primero, se lesionó Biriukov en un tobillo y, minutos después, también Branson en idéntica parte. Biritikov, con venda en ristre y cubitos de hielo, se situó en una esquina del banquillo. Luego le acompañó Branson. Y así, mientras el juego discurría entre carrera y carrera de Cargol, hacia un lado de la cancha, los conmocionados, en el rincón opuesto, iban recibiendo la visita cortés de sus compañeros, que se interesaban por su estado de salud y abandonaban por unos minutos su habitual tertulia. Ahí estaba Iturriaga, entre aburrido primero y sorprendido después, preguntándose quizás si le estaban haciendo un hueco en el equipo entre todos.
Los despropósitos del llamado Grupo IFA fueron en ritmo ascendente -el Madrid llegó a doblarle el marcador, 92-46- porque es un equipo que trata de jugar ortodoxamente mal. Y alcanzaron su punto culminante: un mate de Haley, completamente solo, que el jugador marró entre la burla de la concurrencia más infantil. Luego, el llamado Grupo IFA se encontró por unos segundos jugando sin la oposición de los jugadores del Madrid, es cierto, que parecían dar el partido por terminado antes de que acabase. Era un hecho casi insólito, con un equipo bregando por un par de puntos más y el otro poco menos que poniendose al lado de los espectadores, viendo la jugada como quien no quiere la. cosa. Puede, por encontrar explicación alguna, que los jugadores del Madrid tuviesen miedo a otra lesión o a que el rival fuera gafe. Así que el Grupo IFA acabó el partido sin oposición y con un resultado para el récord: marcar sólo 58 tantos en un partido. Tantos que, todo sea dicho, pudieron haber sido algunos menos.
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