Kasparov solicitó el aplazamiento de la séptima partida

La séptima partida del Mundial de Ajedrez, que se disputa estos días en Sevilla, no se jugará hasta mañana, viernes. Kasparov decidió ayer utilizar el primero de los tres días de descanso a que tiene derecho cualquiera de los jugadores. Karpov ha hecho uso igualmente de un descanso.Kasparov ya había dado muestras de necesitar un descanso. Los espectadores de la aburrida partida del lunes fueron testigos de un hecho inédito en la historia del ajedrez. Ambos jugadores rompían el sagrado silencio que debe reinar en la sala de juego dando portazos cuando iban o venían de sus habitaciones de reposo, situadas entre bastidores.

Kasparov tenía un motivo piara explicar su actitud. Estaba muy enfadado consigo mismo porque se había sentado para ganar y la partida se encaminaba hacia las tablas después de que el campeón no supiera aprovechar la iniciativa de las blancas. El enfado perduró tras la partida, cuando se negó a ser maquillado piara su habitual entrevista con TVE. Karpov comentó ayer, entre risas, que se limitó a seguir el juego psicológico, en una variante sin precedentes.

Estado anímico

Este pequeño incidente refleja bien el estado anímico de ambos. la preocupación de Kasparov no nace de la mera situación del marcador (3,5-2,5 a favor de Karpov), sino en cómo se ha producido ésta. El año pasado, Karpov cometió tres errores fundamentales: mala preparación en las aperturas, frecuentes apuros de tiempo e inoportunidad en la utilización de los días de descanso. Hasta ahora, Karpov se ha comportado en Sevilla de manera impecable en esos tres frentes. Además, el trabajo de sus analistas -que, salvo Ubilaba, jamás aparecen en la sala de juego- ha sido excelente. Por el contrario, Kasparov mantiene una ilógica obstinación en usar laya famosa defensa Grunfeld y tiene enormes problemas con el reloj. En cuanto a sus ayudantes, eran asiduos a la sala de análisis los primeros días, pero ya no aparecen. La causa tal vez sea la misma que la de los portazos.