El Príncipe desea ganarse "el respeto y el afecto de los españoles"
"Me gustaría ser una persona culta, abierta y receptiva; capaz de comprender los problemas que planteen las personas o las instituciones. Pero, sobre todo, yo desearía ganarme el respeto y, el afecto de los españoles no de un modo gratuito, sino por cumplir bien los deberes y las funciones que en su día me corresponda desempeñar. Cuando llegue ese día tendré que saber merecer y ganarme ese afecto y ese respeto". El príncipe Felipe de Borbón hace estas afirmaciones en una extensa entrevista que publica la revista Época.El Príncipe de Asturias aborda temas muy distintos en la conversación: "Reinar", dice el heredero de la Corona, "exige una prudencia muy.... muy atinada. Saber dónde se puede y dónde no se puede actuar... Medir bien los límites que marca la Constitución. Un rey tiene que estar en su sitio, y procurar que los otros también estén en el suyo. No es complicado, pero tampoco demasiado sencillo".
Respecto a su formación castrense, don Felipe señala que, "aparte del compañerismo, el paso por las academias militares está dejando en mí otros hábitos y otras costumbres que, estoy seguro, me serán muy útiles para rendir un buen servicio a España y a los españoles. Y ahí podría citarle la disciplina, la obediencia, el sacrificio, el saber obedecer para saber mandar... Todo esto requiere entrenamiento, no se improvisa ni se aprende en los libros".
El Príncipe se define así: "No soy temerario, tampoco soy miedoso. Tomo mis cautelas..., quizá no todas las que debería. Pero, vaya, no voy a lo loco..., miro dónde piso. Más que genio, tengo carácter. Aparentemente, soy tranquilo y a algunos les parezco reservado; pero es porque lo que me disgusta o me afecta me lo callo, me lo echo adentro...".
El prestigio del Rey
Respecto a don Juan Carlos, el Príncipe piensa que "el prestigio del Rey procede de que ha sabido imprimir un impulso, prudente y continuo, al proceso de democratización de España. Permitió el paso de un régimen a otro sin mayores traumas. Él, personalmente, con su función moderadora y arbitral, sirvió de elemento de unión entre tendencias y opiniones muy diferentes. Eligió ser "rey de todos los españoles..."."El matrimonio lo tengo como algo aún lejano..., allá en el horizonte; ni me preocupa ni pienso en eso todavía. Ya habrá tiempo", asegura el heredero; "pero desde luego me casaré por amor con la mujer que me guste y de la que me haya enamorado. Bueno..., si ella quiere. Y no me siento obligado a buscar esposa entre las damas de la nobleza europea, en absoluto".
Dice que no tiene un diseño de su futura esposa: "Sinceramente, no lo tengo. Supongo que eso surge, zas, sin diseño y sin ideas preconcebidas".
Don Felipe pide a su entrevistadora: "Diga que soy un hombre muy normal, muy normal. Sólo que..., si Dios quiere, seré rey".
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