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No es oro todo lo que reluce

Las plusvalías generadas por la venta de acciones limpian algunas cuentas de resultados bancarios

Los beneficios antes de impuestos conseguidos por el conjunto de los bancos que operan en España alcanzó la cifra de 151.657 millones de pesetas en el primer semestre de este año. La cifra, importante, enmascara situaciones muy distintas tanto entre el grupo de instituciones como entre bancos en particular. Pocos son los que anuncian pérdidas, y bastantes menos los que reconocen que el ejercicio no sólo no es brillante sino que en condiciones distintas sería considerado poco menos que un desastre. Las plusvalías generadas por operaciones de venta de acciones o de inmuebles han solucionado en buena parte los números de varias entidades, entre ellas algunas de las grandes.

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La cifra de beneficios antes de impuestos que presentan los bancos como exponente de la gestión realizada durante un período de tiempo determinado -trimestral, semestral o anual-, con ser importante no refleja realmente lo que viene ocurriendo en los bancos. Los expertos empiezan a inclinarse por los recursos generados en la explotación de la entidad como la cantidad que explica mejor la actividad de las instituciones financieras. La explicación es relativamente sencilla: a partir de los recursos generados se añaden o se restan unas cifras que la mayor parte de las entidades pueden agrandar o reducir.Si se toma esta cifra como definitoria del quehacer bancario, los resultados del primer semestre de este año muestran diferencias muy fuertes entre unas entidades y otras, cualquiera que sea su tamaño. Hay bancos grandes que han aumentado sensiblemente esta cifra sobre el año anterior, y otras que, por el contrario, la disminuyen hasta cifras muy pequeñas que, con cierta lógica, impedirían el reparto de dividendos en función de los resultados obtenidos. Hay ejemplos para todo, y ello no representa otra cosa que la creciente disparidad entre las instituciones financieras a la luz de la desintermediación y liberalización que ha tenido lugar.

Tipos de interés

La primera característica global que presenta el ejercicio actual es la importancia que el juego de los tipos de interés está teniendo sobre la rentabilidad a corto plazo de las instituciones financieras. Hasta ahora los posibles problemas de los bancos se referían al riesgo de solvencia de las operaciones de activo en que se metían. El riesgo de tipos de interés, la diferencia entre la rentabilidad de determinadas operaciones y los costes financieros en que se incurría para casar esas operaciones han desplazado este año a cualquier otro riesgo. Y así se explican, por ejemplo, diferencias tan importantes en los recursos generados en bancos como el Santander, las pérdidas declaradas en numerosas instituciones financieras extranjeras que operan en España o la necesidad de proceder a ventas importantes de la cartera de valores para que el resultado final, como en el caso del Banco Pastor o del Urquijo Unión, sea positivo.

Los ocho grandes bancos -Central, Banesto, Bilbao, Hispano, Vizcaya, Santander, Popular y Exterior-, que presentan en general unos resultados antes de impuestos superiores en términos anuales a los obtenidos en el ejercicio anterior, difieren sustancialmente en su forma de obtenerlos. Porque lo que es radicalmente distinto entre ellos es la cifra de recursos generados o margen de explotación.

Este criterio obliga a hacer dos bloques entre los ocho grandes bancos: aquellos cuyos recursos generados presentan unas tasas de crecimiento superiores a las del año pasado y aquellos otros en los que, por las causas que sean, esta generación de fondos es muy similar a la de hace un año o incluso es inferior en valores absolutos.

Pocas ventas

En el primer grupo se encuentran los bancos Bilbao, Vizcaya, Popular e Hispano, que parece salir de su crisis de rentabilidad. En el otro extremo se encuentran los dos bancos más grandes, Central y Banesto, acompañados por el Banco Santander y el Exterior.

Las diferencias entre ambos grupos son muy marcadas. En el grupo de los que están generando recursos en mayor proporción que hace un año, sus resultados se basan casi exclusivamente en la operación típica bancaria. Sus resultados extraordinarios son muy pequeños y apenas aportan nada a los beneficios o a los saneamientos. El Popular ha añadido a sus beneficios 61 millones de pesetas por venta de participaciones o acciones; el Vizcaya ha obtenido 118 millones por este concepto; los del Bilbao no llegan a 900 millones.

En el otro lado de la balanza, los llamados beneficios atípicos -plusvalías generadas por la venta de participaciones accionariales en su mayoría, e inmuebles en menor medida- pesan de forma sustancial sobre la cifra total de beneficios declarados por algunas instituciones. El Central, que ha declarado 18.429 millones de pesetas de beneficios, ha obtenido más de 9.000 millones por ventas de este tipo. Banesto, con algo menos de 19.000 millones de pesetas de beneficios antes de impuestos, debe casi 12.000 a sus ventas. El Banco Santander, por su parte, obtuvo 8.500 millones de beneficios atípicos de un total de 12.171 millones declarados. El caso del Banco Exterior es más patente todavía: con unos beneficios declarados que no llegan a 4.500 millones de pesetas, los obteni-

dos por diferencias de cambio superan los 10.000 millones, y a ellos habría que añadir 1.700 millones adicionales procedentes de la venta de inmuebles.Los recursos generados por las entidades financieras se distribuyen entre las dotaciones que deben realizar para cubrirse ante eventuales problemas futuros de solvencia de las operaciones ya realizadas y la distribución de beneficios con los remanentes. Las provisiones para estas eventualijades, insolvencia de créditos internos, cobertura de los préstamos concedidos a países con dificultades para el pago de su deuda y los fondos que tienen que destinar para los fondos de pensiones del personal jubilado y del que aún está en activo forman el núcleo básico de estas necesidades de fondos.

Unos bancos van más adelantados que otros en la cobertura de estos fondos, y ello puede notarse en la brillantez de algunas cifras. El Banco de España ha dictado unas normas para cubrir un porcentaje, total o parcial, de estasi necesidades de fondos, y unos bancos han ido más deprisa que etros. El fondo de pensiones para los trabajadores pasivos debe completarse totalmente en 1987 e iniciar la cobertura de los empleados en activo. La cobertura del riesgo-país se va acrecentando en el tiempo.

Más provisiones

Cada banco ha reaccionado de una manera distinta. El Santander, por ejemplo, destinó una parte muy importante de sus recursos generados en 1986 a estas provisiones, superando con creces las exigencias legales. En la actualidad tiene cubierto totalmente el fondo de pensiones de jubilados y no jubilados y el riesgo-país, ante el convencimiento de la práctica imposibilidad de recuperar la mayor parte de los créditos exteriores, como se viene dejando ver en cada asamblea del Fondo Monetario Internacional. Otros bancos, como el Hispano o Banesto, tendrán que destinar este año y los siguientes cantidades muy fuertes para ponerse al día en las exigencias legales. Banesto, por ejemplo, necesitaba el año pasado más de 26.000 millones de pesetas para atender a las obligaciones con sus jubilados, pero sólo destinó 8.000 millones; el resto lo tiene que hacer este año y empezar a dotar el fondo del personal en activo. El Hispano también tendrá que incrementar sus dotaciones en pensiones y en riesgo-país para ponenerse al día.

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