Un taller de arqueolooÍa recupera restos romanos de Tarragona

El Taller Escuela de Arqueología (TEDA), que empezó a funcionar a primeros de año en Tarragona, está canalizando la recuperación de los restos romanos de la ciudad, abandonados durante muchos años. El TEDA, dirigido por el arqueólogo Xavier Dupré, ha conseguido, en poco más de medio año, dos de sus objetivos prioritarios: acelerar el rescate de las ruinas romanas y transmitir la sensibilidad suficiente para que los tarraconenses empiecen a mirar con otros Ojos las riquezas que legó a Tarragona el antiguo imperio de los césares.

El TEDA, ubicado en un recóndito lugar del casco antigu...

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El Taller Escuela de Arqueología (TEDA), que empezó a funcionar a primeros de año en Tarragona, está canalizando la recuperación de los restos romanos de la ciudad, abandonados durante muchos años. El TEDA, dirigido por el arqueólogo Xavier Dupré, ha conseguido, en poco más de medio año, dos de sus objetivos prioritarios: acelerar el rescate de las ruinas romanas y transmitir la sensibilidad suficiente para que los tarraconenses empiecen a mirar con otros Ojos las riquezas que legó a Tarragona el antiguo imperio de los césares.

El TEDA, ubicado en un recóndito lugar del casco antiguo de la ciudad, en parte de las dependencias de un viejo matadero, nació fruto de la colaboración entre el Ministerio de Trabajo, el Fondo Social Europeo y el Ayuntamiento de Tarragona.

La fórmula de las escuelas-taller, un invento español que será exportado a otros países de la CE, se convirtió en la solución ideal para agilizar la recuperación. A la caótica situación anterior se le contrapuso un sistema que intenta paliar el retraso y la falta de medios con que se estaba afrontando esta materia desde otras instituciones. De este modo, el TEDA contrata a jóvenes parados por tres años, cubriendo, simultáneamente, las necesidades sociales y culturales de la ciudad.

Pugna institucional

El nacimiento del taller escuela sirvió también para dirimir la pugna institucional entre la Generalitat, que ostenta las competencias en arqueología, y el consistorio. El propio director del TEDA, Xavier Dupré, anterior responsable del servicio de arqueología de la Generalitat, continúa pensando que antes "trabajaba sin medios humanos y económicos. Además, siempre se dependía de Barcelona. Y allí no les importa lo más mínimo la arqueología de Tarragona. El TEDA ha servido para poder trabajar y recuperar la alucínante riqueza en restos que tiene esta ciudad".Esta escuela, que ha empezado a arraigar entre la población, está compuesta por 31 personas, siete de las cuales -cuatro arqueólogos, un restaurador, un pedagogo y un delineante- forman el equipo directivo. El alumnado, integrado por 24 jóvenes, cuenta con cuatro arqueólogos, dos restauradores, tres delinearites, tres capataces y 12 auxiliares de excavación.

El objetivo de este grupo de vigías del pasado es estudiar los restos arqueológicos, para profundizar en el conocimiento del pasado histórico de Tarragona. Su trabajo en cadena consiste, en excavar para analizar en los laboratorios la procedencia de, la pieza que, posteriormente, p,asa a engrosar el patrimonio del museo arqueológico. La difusión de los estudios que realizan culmina el trabajo del equipo. Su finalidad prioritaria es recuperar dos monumentos que se alzan a la entrada de la ciudad: la cabecera del circo romano, que conserva en un estado perfecto sus graderías, y el anfiteatro romano que, hasta hace bien poco, se utilizaba casi como un vertedero de residuos urbanos. Las jeringuillas, las latas de cerveza y los excrementos han dado paso a un nuevo anfiteatro casi irreconocable para los ciudadanos, después de las "toneladas de basura que hemos extraído de él", afirma Yolanda, una rubia alumna de 16 años. "Incluso encontramos una pistola de la guerra civil.".

Yolanda, junto a sus compañeros Diego, Rafael y Alicia, excavan la tierra que cubre las bóvedas del circo. Reconocen que esto de la arqueología es algo nuevo para nosotros", trabajan siete horas al día y cobran unas 50.000 pesetas.

Las excavaciones de urgencia, aceleradas cuando algún contratista, realiza obras y detecta algún resto, están a la orden del día. La dinámica funciona a la perfección: el afectado advierte al Ayuntamiento, que a su vez da el toque de alarma sobre el asunto. "No queremos impedir la lógica evolución moderna de Tarragona, pero sí que se respeten y se conserven los vestigios romanos para que puedan ser admirados", argumenta Dupré. El sistema empieza a funcionar: una verdulería, por ejemplo, se enorgullecerá de poseer en parte de sus paredes un fragmento lateral del podio de las gradas del creo, y un restaurante se ha instalado bajo unas bóvedas romanas.

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