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Reportaje:

Allal Ahmed Bachar

El imam de la mezquita de Marbella, primer guía espiritual de los musulmanes en España

Allal Ahmed Bachar está casado, aunque le gustaría encontrar una segunda esposa, "a ser posible andaluza, para poder contrastar culturas". Tiene 45 años y es el imam de la primera mezquita abierta en España, la de Marbella. Gusta vestir de blanco inmaculado y lleva la barba y el pelo perfectamente recortados y esmerada manicura en sus manos. Ahora se halla inmerso en un gran proyecto: atesorar en la biblioteca de su Centro de Estudios Islámicos volúmenes que recojan la sapiencia sobre la España musulmana.

Precisamente para ese sueño suyo de crear la magna biblioteca, Allal Ahmed Bachar ha recuperado ya 6.000 volúmenes, pero la tarea se vislumbra ingente porque intenta colmar su recoleta zona de estudio con 30.000 libros. Muestra con pasión reverencial algún título señero, como una historia de las guerras civiles de Granada editada en castellano antiguo en el París de 1606.El imam nació en el pueblo marroquí de Settat y desciende de una familia imbuida del Corán. Trepando en su árbol genealógico ha logrado establecer que "mis abuelos más antiguos eran imames en la Córdoba de los Omeya". De pequeño memorizó el libro sagrado y se empapó con los testimonios de hombres sabios. Estudió en la universidad más antigua del mundo, Fez, y para colmar de sabiduría su mente y su corazón acude allí donde haya "una persona sabia y correcta" (la última vez la encontró en la India). Está convencido de su papel en la vida, y con las pupilas intenta convencerte de que el mundo sólo puede interpretarse como él lo entiende: "La religión musulmana es la religión de la libertad del ser humano". Cree que "el dinero empuja a las personas para engañar y aprovecharse del sudor de los pobres", aunque se muestra cauteloso a la hora de enjuiciar las abismales diferencias entre índigentes y potentados en los países musulmanes. Aquí los perros se los echa a la Prensa: "El mundo musulmán lo conocen ustedes por la Prensa, y la Prensa es el demonio de hoy". Mide con el mismo rasero a los medios informativos árabes: "La mayoría de los periodistas ha estudiado en Occidente, y serían capaces de pasar por una ratonera si al otro lado estuviera Occidente".

El imam esquiva el planteamiento de que la mezquita -cuyos 300 millones fueron abonados por el príncipe Salman ben Abdulaziz, gobernador de Riad y hermano del rey saudí Falid se levantó para que rezara la servidumbre de los potentados árabes que poseen babilónicas mansiones, mientras éstos aligeraban su conciencia: "Aquí la gente viene para descansar, y si hay una persona descansada, tiene que haber 30 cansadas. Recibo más visitas de los ricos, porque los pobres están trabajando", dice.

No acepta el mito del árabe que relaja sus costumbres islámicas y que lejos de su país archiva los preceptos coránicos bajo una capa de lujo y dispendio. Para Allál es "un disco rayado; su comportamiento es el mismo que en Arabia".

El imam no pisa la playa porque hay cosas que no me gusta ver, como a las mujeres desnudas". "El profeta dice que la primera vista es para ti, pero que la segunda es contra ti. Veo mujeres semidesnudas, y sí lo hago sin intención estoy perdonado por Alá, pero mirar con intención [se ríe] es otra cosa, y en la playa se ven muchas cosas así".

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