Maradona no se entrena

Maradona no se entrena nunca. El pibe 10, como se le conoce aquí, está siempre enfermo, al menos según el decir del médico de la selección, doctor Madero. Pero no hay que preocuparse. Cada vez que hay partido se recupera, juega y marca goles. Además, las revistas del corazón dan continuas noticias de él y son tranquilizadoras. Ver al Maradona entrenarse con la selección argentina es imposible. Siempre tiene un problema de abductores, o unas anginas, o una gripe. Para algunos, ni siquiera está concentrado. El caso es que nunca participa en los entrenamientos, y, que se recuerde, todo lo más que ha hecho ha sido presenciar uno.

Para muchos, Bilardo le consiente demasiado a Maradona. Da la impresión de que tiene todo un equipo y una estructura técnica puesta absolutamente a su servicio, de una manera que incluso Para algunos afecta a la dignidad del grupo. Poco antes de empezar la copa, Argentina jugó un Partido amistoso en Buenos Aires con Paraguay. Maradona ya estaba aquí, pero adujo una lesión para no jugarlo. Se fue a la provincia de La Rioja, en el interior, para rodar un spot publicitario para una casa japonesa. Argentina perdió, 1-0.Tras aquello, Maradona y BiIardo hicieron fervientes manifestaciones de que el pibe 10 se iba a concentrar. Pero nadie puede verle y, mucho menos, en los entrenamientos.

La contradiccIón de Bilardo

Maradona es la gran contradicción del seleccionador, Bilardo. Éste ha sostenido siempre la conveniencia de un fútbol programado, metódico. De un equipo que juegue como conjunto, aplicando los métodos que recogen los más sabios tratados futbolísticos. No es partidario de la improvisación y sus detractores se quejan de que mata el talento natural del jugador argentino, porque escoge a los peores y les obliga a jugar de acuerdo a movimientos programados. Y sin embargo, Bilardo, que pregona ésto, se pone con armas y bagajes en manos de Maradona. Todo lo que hace es crear un grupo de diez mayordomos al servicio de la estrella y después esperar a ver qué inventa la estrella.Por lo demás, las noticias sobre su mala salud tienen el contrapeso de la abundante y feliz información que sobre él presentan continuamente las revistas del corazón. Allí se puede ver a Maradona con su hija Dalma María, ya tan célebre como él. El argentino está continuamente informado de los gramos que sube de peso a la semana. De qué color es la moqueta de su casa, de las dimensiones de su cama matrimonial (2, 10 por- 2, 10) y hasta de las razones por las que no termina nunca de decidirse a casarse, a pesar de que lleva 10 años de convivencia con su novia.

Pero popularidad aparte y ausencia o enfermedades aparte, Maradona sobre el campo cumple. Y si ganó el Mundial prácticamente solo -aunque entonces tenía la valiosa compañía arriba de Gurruchaga y Valdano, de la que ahora carece- bien piensan que con mucho menos esfuerzo puede ganar la Copa América.