_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Príncipes

Ayer leí una noticia fascinante. Resulta que los príncipes del siglo XV arrojaban un altísimo porcentaje de criminales, neuróticos y suicidas. La explicación de esta anomalía real no es genética. El problema es que aquellos príncipes renacentistas en período de aprendizaje recibían una cantidad de informaciones muy superior a la que padecía el resto de sus contemporáneos. Eran los seres más bombardeados por toda clase de datos, secretos, noticias, chismorreos, saberes, informes y novedades. Aquellos frágiles herederos podían soportar el peso de la púrpura, pero no eran capaces de soportar el peso de tanta información.Cuando llega el verano me siento como un príncipe renacentista. Aumentan mis neurosis y se afilan mis instintos asesinos. Tampoco yo puedo aguantar tal cantidad y diversidad de informaciones. La llegada de las vacaciones, en otros tiempos, implicaba la caída en picado del diluvio informativo, el cese repentino de la rumorología política, la refrescante sequía de noticias. Después de la operación salida, sólo estabas expuesto a la canción y a la serpiente del verano. Y en eso mismo consistía el descanso, en la tregua del bombardeo informativo. Ahora es todo lo contrario. No sólo no hay canción del verano ni monstruo del lago Ness, sino que aumenta el mareo informativo, el mal de los príncipes. Los masticadores de la papilla política no dan síntomas de cansancio, los políticos hablan y teorizan más que nunca, los rumoreadores y opinadores profesionales hacen su agosto, y los traficantes de las ideas aprovechan que estamos con las piernas al aire para colarnos sus ocurrencias. Cuando ya estaba en el atasco de la caravana, me entero de que después de lo pos llega lo trans, que los yuppies han sido desbancados por los dinks, que la hermenéutica es la filosofía de los ochenta, que el sexo ha muerto, que resucita la Ilustración, que el PSOE reflexiona sobre su modelo de sociedad y que el temible Gil y Gil se dispone a eclipsar a José Luis Núñez. Y encima, sin nada que canturrear. Como comprenderán, di la vuelta.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_