Príncipes
Ayer leí una noticia fascinante. Resulta que los príncipes del siglo XV arrojaban un altísimo porcentaje de criminales, neuróticos y suicidas. La explicación de esta anomalía real no es genética. El problema es que aquellos príncipes renacentistas en período de aprendizaje recibían una cantidad de informaciones muy superior a la que padecía el resto de sus contemporáneos. Eran los seres más bombardeados por toda clase de datos, secretos, noticias, chismorreos, saberes, informes y novedades. Aquellos frágiles herederos podían soportar el peso de la púrpura, pero no eran capaces de soportar el peso de tanta información.Cuando llega el verano me siento como un príncipe renacentista. Aumentan mis neurosis y se afilan mis instintos asesinos. Tampoco yo puedo aguantar tal cantidad y diversidad de informaciones. La llegada de las vacaciones, en otros tiempos, implicaba la caída en picado del diluvio informativo, el cese repentino de la rumorología política, la refrescante sequía de noticias. Después de la operación salida, sólo estabas expuesto a la canción y a la serpiente del verano. Y en eso mismo consistía el descanso, en la tregua del bombardeo informativo. Ahora es todo lo contrario. No sólo no hay canción del verano ni monstruo del lago Ness, sino que aumenta el mareo informativo, el mal de los príncipes. Los masticadores de la papilla política no dan síntomas de cansancio, los políticos hablan y teorizan más que nunca, los rumoreadores y opinadores profesionales hacen su agosto, y los traficantes de las ideas aprovechan que estamos con las piernas al aire para colarnos sus ocurrencias. Cuando ya estaba en el atasco de la caravana, me entero de que después de lo pos llega lo trans, que los yuppies han sido desbancados por los dinks, que la hermenéutica es la filosofía de los ochenta, que el sexo ha muerto, que resucita la Ilustración, que el PSOE reflexiona sobre su modelo de sociedad y que el temible Gil y Gil se dispone a eclipsar a José Luis Núñez. Y encima, sin nada que canturrear. Como comprenderán, di la vuelta.
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