_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La aventura española

España ha sido tentación para viajeros en busca de exotismo y quizá costumbres primitivas, curiosos y aventureros. Desde vendedores de biblias que recorrían el país con un nerviosismo místico paralelo al desasosiego exploratorio que llevó a Stanley a buscar a Livingstone, hasta escritoras de un desmedido romanticismo que se encerraban a escuchar polonesas obsesivamente, pasando por algún autor francés que contó emocionantes escenas de amor entre cigarreras y fuerza de orden público, la aventura española ha sido fuente de ficciones, de dramas apasionados y de tan numerosa como, a veces, mala literatura.Las elecciones recientes han servido para presenciar otro de esos capítulos de la insólita aventura del capricho español. Misioneros vascos, despectivos hacia lo español en tiempos bien recientes, se han lanzado por las rutas del antiguo imperio a pedir un apoyo, un aplauso, un voto, una solidaridad y la adhesión de los airados. La deportiva furia española ha venido a ser sustituida por la ira española en los campos de juego electoral, y así Herri Batasuna no ha tenido empacho en convertirse en Hispania Batasuna con el fin de aprovechar, con evidente oportunidad, la resaca de todos los errores, todos los excesos y todas las prepotencias que el Gobierno ha cometido y que el partido que le respalda no ha tenido más remedio que respaldar también. E incluso, en algún caso extremo como el de Reinosa, que encubrir.

La aventura española de la búsqueda de la Hispania Batasuna, vuelta a los orígenes según los nacionalistas españoles, operación de maquillaje para HB, es una historia que se sabe cómo empieza, pero no se está seguro de cómo puede terminar. La necesidad de suavizar los textos y los contextos, de presentar una cara menos hosca, de no pedir a ETA que mate a éstos o aquéllos, como ha venido siendo habitual en las manifestaciones en Euskadi, ha llevado a afirmaciones tales como la del candidato de HB al Parlamento Europeo sobre que el secuestro de un industrial vizcaíno es una cierta forma de maltrato. Lo que ha sido discreta pero severamente contestado por sectores de la base y aun cargos electos, que han dicho que ése es un lenguaje jurídico que tiene que manejar el candidato por su oficio, pero no responde a la realidad, que supone en el lenguaje revolucionario normalizado una "retención revolucionaria", que es como HB enomina ahora a los secuestros que lleva a cabo ETA. Y es que también se ha incorporado el tradicional lenguaje castellano a la aventura vasca; ese lenguaje que hace tiempo había encontrado lenitivo para todo dolor y que ante la muerte utilizaba el rito enmascarador de asegurar que el difunto había asado a mejor vida.

La operación Hispania Batasuna, la aventura española de los descubridores y colonizadores vascos próximos al siglo XXI, puede tener repercusiones importantes. Una es que Herri Batasuna se dedique por fin a hacer política, esa política hasta ahora relegada al cajón de los bjetos curiosos y sustituida por la retórica del sufrimiento, cuando no por la violencia verbal, la violencia civil y la violencia callejera. Sin cambiar rostro y lenguaje no se puede intentar ampliar la aventura española, por ahora limitada a los airados y a las por sí mismas fracasadas extremas izquierdas españolas, que se sienten vengadas porque alguien ha venido a salvarlas; ese alguien que no hace tanto tiempo era para ellas un advenedizo sin teoría, sin política, sin alternativa de poder y sin interpretación de la historia. Si se quiere extender la Hispania Batasuna, el rostro tiene que ser más suave, y el gesto, más distante de la violencia. Lo que, a su vez, creará molestias entre los sectores más apegados a la mística de la muerte. Lo que, a su vez, puede abrir un importante capítulo de contradicciones.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Se hace difícil creer que todos los soportes de la aventura -otra vez Lope de Aguirre en busca de El Dorado- sean partidarios del tiro en la nuca de Yoyes, que es algo justificado por Herri Batasuna, o de la eliminación traumática de jubilados del Ejército, o de los coches bomba de los atentados indiscriminados. El subrayado bárbaro de la política de violencia indiscriminada anteriormente iniciada que ha supuesto el atentado de Barcelona, ha tenido repercusiones inmediatas en el bloque de los airados. Por una parte, Herri Batasuna, que no ha condenado el atentado, por lo menos lo ha criticado; subterfugio inevitable para poder seguir presentándose como defensora del pueblo catalán frente a los ataques del reformismo aliado con la oligarquía, según su pétreo lenguaje; por otra, la propia ETA ha tenido que realizar un difícil número de acrobacia para matar y rechazar la muerte en un mismo gesto. Además de sumir en el desconcierto a sus seguidores más duros, porque ¿para qué poner tan intensa carga de muerte, ayudada por líquidos inflamables, sólo para retirarla un momento después? Como simple ejercicio de estilo parece demasiado.

La aventura española de Herri Batasuna ha tenido un importante tropiezo nada más comenzada. Algunos grupúsculos, aliados incondicionales de HB, se han manifestado también contra la agresión a Cataluña, no se sabe si por propio impulso o tras recibir autorización de sus jefes naturales. La aventura española de los misioneros vascos se encuentra en un momento difícil. No se sabe si tendrá continuación, pues sólo sirve para satisfacción espiritual de descontentos, y quizá suponga, ahora más que nunca, el inicio de importantes contradicciones. Pese a la tragicómica afirmación de un líder de HB respecto a la honestidad de ETA; grupo que cuando mata pide disculpas por eI ruido. Uno de los socios de Herri Batasuna, Acción Nacionalista Vasca, ha dicho ya que si para ir a Europa se acepta la Constitución, eso es el principio del fin. Y si se va a los Parlamentos es el principio del reconocimiento de la vaciedad de los programas. Y si se dulcifica el lenguaje es el principio de la desconfianza de los duros. Esos duros ahora puestos en cuestión, no condenados pero ya criticados por Herri Batasuna misma que no puede pasearse por Europa con la imagen de Barcelona corno telón de fondo de su mensaje liberador. Ahora muchas cosas dependen del Gobierno, porque la unidad de los airados necesita siempre de los errores del poder para asentarse. Como decía el informe de lord Windlesham, director de la Oficina de Libertad bajo Palabra, en Londres, cuando justificaba por qué era contrario a la pena de muerte contra los terroristas: "Los irlandeses sienten una enorme fascinación por morir a manos de los ingleses, y nada puede inflamar más y extender más el conflicto sectario que la restauración de la horca". Lo que, aplicado a la aventura española de Herri Batasuna, y aun a Herri Batasuna mismo, debe traducirse por que nada inflama más el sectarismo antidemocrático que los graves errores de los demócratas, dada la fascinación por el martirio que sienten los violentos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_