La aventura española
España ha sido tentación para viajeros en busca de exotismo y quizá costumbres primitivas, curiosos y aventureros. Desde vendedores de biblias que recorrían el país con un nerviosismo místico paralelo al desasosiego exploratorio que llevó a Stanley a buscar a Livingstone, hasta escritoras de un desmedido romanticismo que se encerraban a escuchar polonesas obsesivamente, pasando por algún autor francés que contó emocionantes escenas de amor entre cigarreras y fuerza de orden público, la aventura española ha sido fuente de ficciones, de dramas apasionados y de tan numerosa como, a veces, mala literatura.Las elecciones recientes han servido para presenciar otro de esos capítulos de la insólita ...
aventura del capricho español. Misioneros vascos, despectivos hacia lo español en tiempos bien recientes, se han lanzado por las rutas del antiguo imperio a pedir un apoyo, un aplauso, un voto, una solidaridad y la adhesión de los airados. La deportiva furia española ha venido a ser sustituida por la ira española en los campos de juego electoral, y así Herri Batasuna no ha tenido empacho en convertirse en Hispania Batasuna con el fin de aprovechar, con evidente oportunidad, la resaca de todos los errores, todos los excesos y todas las prepotencias que el Gobierno ha cometido y que el partido que le respalda no ha tenido más remedio que respaldar también. E incluso, en algún caso extremo como el de Reinosa, que encubrir.
La aventura española de la búsqueda de la Hispania Batasuna, vuelta a los orígenes según los nacionalistas españoles, operación de maquillaje para HB, es una historia que se sabe cómo empieza, pero no se está seguro de cómo puede terminar. La necesidad de suavizar los textos y los contextos, de presentar una cara menos hosca, de no pedir a ETA que mate a éstos o aquéllos, como ha venido siendo habitual en las manifestaciones en Euskadi, ha llevado a afirmaciones tales como la del candidato de HB al Parlamento Europeo sobre que el secuestro de un industrial vizcaíno es una cierta forma de maltrato. Lo que ha sido discreta pero severamente contestado por sectores de la base y aun cargos electos, que han dicho que ése es un lenguaje jurídico que tiene que manejar el candidato por su oficio, pero no responde a la realidad, que supone en el lenguaje revolucionario normalizado una "retención revolucionaria", que es como HB enomina ahora a los secuestros que lleva a cabo ETA. Y es que también se ha incorporado el tradicional lenguaje castellano a la aventura vasca; ese lenguaje que hace tiempo había encontrado lenitivo para todo dolor y que ante la muerte utilizaba el rito enmascarador de asegurar que el difunto había asado a mejor vida.
La operación Hispania Batasuna, la aventura española de los descubridores y colonizadores vascos próximos al siglo XXI, puede tener repercusiones importantes. Una es que Herri Batasuna se dedique por fin a hacer política, esa política hasta ahora relegada al cajón de los bjetos curiosos y sustituida por la retórica del sufrimiento, cuando no por la violencia verbal, la violencia civil y la violencia callejera. Sin cambiar rostro y lenguaje no se puede intentar ampliar la aventura española, por ahora limitada a los airados y a las por sí mismas fracasadas extremas izquierdas españolas, que se sienten vengadas porque alguien ha venido a salvarlas; ese alguien que no hace tanto tiempo era para ellas un advenedizo sin teoría, sin política, sin alternativa de poder y sin interpretación de la historia. Si se quiere extender la Hispania Batasuna, el rostro tiene que ser más suave, y el gesto, más distante de la violencia. Lo que, a su vez, creará molestias entre los sectores más apegados a la mística de la muerte. Lo que, a su vez, puede abrir un importante capítulo de contradicciones.
Se hace difícil creer que todos los soportes de la aventura -otra vez Lope de Aguirre en busca de El Dorado- sean partidarios del tiro en la nuca de Yoyes, que es algo justificado por Herri Batasuna, o de la eliminación traumática de jubilados del Ejército, o de los coches bomba de los atentados indiscriminados. El subrayado bárbaro de la política de violencia indiscriminada anteriormente iniciada que ha supuesto el atentado de Barcelona, ha tenido repercusiones inmediatas en el bloque de los airados. Por una parte, Herri Batasuna, que no ha condenado el atentado, por lo menos lo ha criticado; subterfugio inevitable para poder seguir presentándose como defensora del pueblo catalán frente a los ataques del reformismo aliado con la oligarquía, según su pétreo lenguaje; por otra, la propia ETA ha tenido que realizar un difícil número de acrobacia para matar y rechazar la muerte en un mismo gesto. Además de sumir en el desconcierto a sus seguidores más duros, porque ¿para qué poner tan intensa carga de muerte, ayudada por líquidos inflamables, sólo para retirarla un momento después? Como simple ejercicio de estilo parece demasiado.
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