Un 'western' mítico
Los de la Academia de Hollywood lo tienen por encima de los demás humanos. Sabemos que por sus filas ha desfilado gente de mucha mayor maestria, infinita, como Lang, Hitchcock o Hawks, pero George Stevens selló su memoria con, entre otras, Un lugar en el Sol y Gigante. No es mal saldo para un realizador en el fondo sin mundo propio.Raíces profundas es también suya y es un western mítico. Lo que demuestra que no están reñidas las formas estándar con las más definidas autorías. Todavía más, su protagonista era un enano rubio como querubín, desposeído de la poética que otras iconografías robustas (Wayne, Mitchum, Stewart ... ) nos dieron en el género, pero a pesar de todo capaz de conmover. Su tema es el del visitante que llega a un hogar para desequilibrar sentimientos y arreglar las cosas (tema también de Teorema, E. T. y de ese espurio remake de Raíces profundas que es la religiosa El jinete pálido). En este caso, un pistolero experimentado que habrá de contrastar con el hombre de la casa, pacífico como un corderito, y maravillar los ojos del retoño, rompiendo al propio tiempo el corazón de la mujer.
Pero más allá de estas triviales pinceladas de melodrama, se sustenta sobre los sólidos esquemas tópicos que forman la leyenda. El espacio abierto, el saloon, los camorristas, y, sobre todo, el enlutado villano a quien tan magníficamente da vida el rostro de geometrías puras de Jack Palance. La música, tan célebre y tan imprescindible de cualquier antología del western, y la luminosidad tan cautivadora de su fotografía son también bazas decisivas para remover nuestra necesidad de emociones épicas.
Raíces profundas se emite por TVE- 1 a las 23.35.
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