Lewis quiere bajar de 10 segundos en Madrid
Carl Lewis, el atleta estadounidense ganador de cuatro medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Los Angeles 84 y tres en los Mundiales de Helsinki 83, va a correr los 100 metros en la reunión de mañana en Madrid. Ha dicho a su entrenador que está en condiciones de hacerlo en menos de 10 segundos. Las chicas españolas y los Ferrari es lo que, hasta ahora ha despertado más su atención.
Una vez presentadas sus canciones en Barcelona, lo que más preocupa a Lewis es demostrar cuanto antes que vuelve a ser el hijo del viento. En Sevilla, el pasado jueves, le ganó el canadiense Ben Johnson por una centésima. .Mañana no se enfrentará a él. Competirá contra sí mismo y está convencido de ganar el reto: bajar de 10 segundos.En Sevilla hizo 10.07 segundos, un día después de haber viajado desde Estados Unidos y sin haber podido entrenarse. Ahora, ya aclimatado, no duda de que la ausencia de Johnson en Madrid no va a restar méritos a su victoria. Va a tener el calor al que está acostumbrado, y una pista que, si no es buena, como él mismo dijo cuando se entrenó el domingo, es rápida, como demostró el año pasado el británico Christie cuando ganó los 100 metros en 10.03 segundos.
Lewis quedó decepcionado cuando el domingo se llegó hasta Vallehermoso para entrenarse durante dos horas. El estadio del INEF, al día siguiente, le gustó más, pero le desagradó que hubiese tanta gente entrenándose.
La pista de Vallehermoso, el domingo, estaba sin pintar y presentaba agujeros. Cuando se le aseguró que estaría en perfectas condiciones para mañana y comprobó que su aclimatación era ya completa, dijo a Douglas, su entrenador: "Estoy en condiciones de hacer una gran marca, seguramente por debajo de los 10 segundos". Hasta le hizo saber su intención de hacer dos carreras: "Una, temprano, de 100 metros, cuando todavía haga mucho calor, y otra, al final, de 200".
Lewis tiene como mejor mar ca en los 100 metros 9.97 segun dos, tiempo que sólo superan en el mundo Smith (EE UU), con 9.93; Hines (EE UU), ya retirado, y Johnson (Canadá), con 9.95, y Lattany (EE UU), con 9.96. Se ha entrenado en Madrid con series de 100 y 200 metros, ayudado por Mike y Whiterspoori, atletas que le acompañan en su gira y que le sirven como liebres. Su progresión final vuelve a ser la de antes. Es el único atleta en el mundo capaz de atacar a falta de 40 metros para la meta y ,superar en tan escaso espacio a sus rivales.
Durante el entrenamiento que realizó en Vallehermoso no había nadie en las pistas. Unos chavales, desde la piscina, advirtieron su presencia a través del llaraativo body azul y negro que vestía. Se acercaron a verle. También señoras, y hubo quien comentó: "¡Vaya cuerpo que tiene!". de compras
Es un cuerpo que cultiva Lewis a través del atletismo, el kárate y la danza. Cualquier momento lo considera bueno para realizar estiramientos. El lunes, cuando estaba de compras en unos grandes almacenes, mientras su madre encargaba unos zapatos para el (lía siguiente porque del número 40 no tenían, Lewis se puso en euclillas, estiró una pierna, también el brazo contrario, e inició una serie de movimientos que causaron un alboroto.
Lewis, en sus apariciones en público, no parece sentir vergüenza de sus acciones. El tumbarse cuan largo es, sobre un mostrador, tras probarse unas gafas, las más estrafalarias que había en la tienda, es otro ejemplo de ello. Sabe que siempre, es la atención de todas las miradas allá donde vaya. Aunque no fue ra Carl Lewis, la gente también se volvería para mirarlo por el rriodo que viste, propio de una estrella del rock. El ir de tiendas, aunque sin comprarse nada, ha ocupado la mayor parte del tiempo de Lewis en Madrid. Los que compran son sus acompañantes, buscaron un ejemplar del Corán en inglés, por ejemplo, pero el grupo sólo se separa para dormir. Lewis ocupa una suite, mientras que su madre, su hermana, su entrenador y los dos atletas que le acompañan se reparten cuatro habitaciones. Dedican gran parte del tiempo a estar en el hotel, comen allí o en una hamburguesería y comparten conversación en una de las dependencias de la estancia de Lewis mientras ven la televisión, aunque no sepan castellano.
El poco tiempo que ha echado Lewis por la calle -viaja en un coche de los organizadores de la reunión, pero al que no le funciona el aire acondicionado-, le ha servido para fijarse en las chicas españolas y los coches. No está acostumbrado ni al tipo de belleza de las primeras ni a la línea de los segundos. A las chicas, de momento, sólo las mira. Con los coches ha ido más lejos y ya ha entrado en una tienda para preguntar los precios de los Ferrari.
Lo que menos le está gustando de España, en cambio, es la afición que hay por el tabaco. Es algo que aborrece hasta el punto de que no se recata en afear la conducta de los fumadores.
Lewis tiene intención en los días que le quedan de estancia en España, de proseguir su vida tranquila. Cuando le ofrecen comer fuera, ir a Toledo o a El Escorial, se levanta las gafas y entorna los ojos expresando cansancio. Con las corridas de toros ha sido más rotundo: "No me interesa la matanza de toros". Su compañero Edwjn Moses, en cambio, sí aceptó. A donde quiere ir es al Museo del Prado y a un tablao. Además de eso sólo ha mostrado interés en correr maflana tan rápido como no lo haya hecho jamás. Su cuerpo se lo pide, lo nota y no para de hacer movimientos nerviosos. Ahora es un pura sangre al que todavía no se le ha dado la salida.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.