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Mario Conde, consejero de la multinacional Montedison

Mario Conde, consejero delegado de Antibióticos, SA, fue nombrado ayer miembro del Consejo de Administración de la multinacional italiana Montedison, en el curso de la reunión celebrada por dicho órgano directivo en Milán. Además, Conde ha entrado a formar parte del comité ejecutivo de la firma, de nueva creación.

Para alcanzar un sillón en el consejo de administración de la multinacional, Mario Conde hizo valer su paquete del 3% del capital social de la firma química. Aunque ese sillón estaba apalabrado con el presidente de Montedison, Mario Schimberni, como resultado de la negociación global para la venta de Antibiéticos, la fulgurante irrupción en el capital social de Montedison de Raul Gardini, jefe del grupo Ferruzzi, que ahora controla ya el 40% de la sociedad de Foro Buonaparte, había dejado aquel pacto verbal casi en papel mojado.Para nadie era un secreto que si Mario Conde quería ver hecho realidad su sueño en las nuevas circunstancias, tendría que ser con el permiso de Gardíni a quien, según fuentes italianas, no había gustado mucho el precio pagado por Schimberni por Antibiáticos, 57.500 millones de pesetas, que consideraba excesivo.

Ayer el pacto demostró ser una realidad. El consejo de Montedison fue ampliado de 15 a 21 asientos. De ellos, 10 fueron para hombres de Gardini y otros 10 para la gente de Schimberni. El 21 correspondió a Mario Conde.

El consejo de Montedison aprobó ayer la creación de un comité ejecutivo, que estará compuesto por ocho miembros: cuatro para el grupo de Raul Gardini y tres para Marío Schiniberni. El octavo será para Mario Conde.

Raul Gardini seguirá siendo vicepresidente de Montedison, cargo al que había llegado el 31 de enero pasado, tras hacerse con el control del 27% de la sociedad, al tiempo que será el presidente de las sociedades financieras del grupo.

Montedison logró el año pasado resultados positivos, invirtiendo una tendencia de números rojos que ha durado un lustro, y como consecuencia de un duro plan de saneamiento puesto en práctica por Schimberni. Los beneficios operativos de 1986 se elevaron a cerca de 145.000 míllones de pesetas, con ventas de casi 1,5 billones. El objetivo de la multinacional es ahora reducir su gigantesca deuda, que a finales de 1985 estaba cifrada en 498.000 millones de pesetas.

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