"Una Europa que no dé soluciones será sólo teológica"
Los diputados italianos del Grupo Comunista del Parlamento Europeo dicen de Fernando Pérez Royo que les recuerda a "il caro Enrico" en referencia a Enrico Berlinguer, el líder nunca suficientemente añorado por los comunistas italianos. Lo cierto es que el semblante de este catedrático de Derecho de la universidad de Sevilla trae a la memoria los rasgos de quien fuese padre espiritual del eurocomunismo. Y también les une la concepción de la actividad política como un ejercicio de la inteligencia más que de la astucia.Este empollón -20 matrículas y cinco sobresalientes en la carrera, doctor en Derecho por la universidad de Bolonia- nació en la localidad sevillana de Alcalá de Guadaira hace 44 años. Amante de la ópera, irónico y heterodoxo dentro de un orden milita en el PCE desde 1974, partido de cuyo comité ejecutivo forma actualmente parte y por el que fue diputado por Sevilla en las dos primeras legislaturas. Su nombre y prestigio se dispararon a partir de abril de 1985, cuando sustituyó a Santiago Carrillo como portavoz del Grupo Comunista en el Congreso de los Diputados, convirtiéndose en uno de los parlamentarios más respetados por sus colegas dé la Cámara. Se considera un andaluz relativamente atípico que no ejerce de tal y pone como ejemplo su condición de forofo del Barça, aunque su acento le traicione en tres idiomas. Pero asiente a la pregunta de si su presencia en la Cámara de Estrasburgo se orientará, en alguna forma, a demostrar. que el Sur también existe. "Decir eso es un imperativo pIra nosotros como españoles y como gente de izquierda en la medidaen que estamos interesados en el reequilibrio de la Comunidad y en un verdadero desarrollo de las regiones que no sea, como hasta ahora, pura política asistencial y de parcheo".
En la conocida dicotomía se identifica con la bandera' de los ciudadanos más que con la de los mercaderes, y cree que Europa debe ser un proyecto de unidad política, de paz y distensión, de superación de los bloques, y "no sólo un sitio donde hablar de le-chugas y Vacas". Pero agrega a, continuación su convencimiento de quegrimero hay que resolver los problemas concretos. "únicamente en la medida en que los espaft oles vean que la participación en la CE les ayuda a resolver sus problemas cotidianos se podrá empezar a hablar de la unidad política, el mercado único, etcétera". "Un discurso sobre Europa", afirma, "que no sirva para resolver lo concreto será, en sí niísino, pura teología. Y aunque yo estoy convencido de la necésidad de la unión política, de todos los grandes temas, de todas las mayúsculas, por decirlo así, es necesario que las mayúsculas lleguen a través de las minúsculas, de las soluciones reales". Sin embargo, no puede negar que sus inclinaciones personales e intelectuales están más próximas a los planteamientos políticos de fondo que a los excedentes de mantequilla.,
Superar un complejo
Consciente de que puede resultar electoralista en estas fechas, reafirma, su vocación europea, que extiende al ámbito de toda España: "Los españoles son europieistas en general, aunque no sepan muy bien qué significa el Parlamento Europeo. La gente acepta a Europa porque hace una ecuación entre ella y las libertades políticas. Pero, a un nivel más popular, quizá sea más cierta la ecuación que establecen entre Europa y la superación del complejo de inferioridad que hemos tenido, sobre todo a consecuencia del franquísmo".
"Hemos sido un país pobre", añade, "con conciencia de su pobreza, y además un país desgraciado, ya que todos los europeos tenían libertades y nosotros no. El español salía así al extranjero con el complejo del que no sólo es pobre, sino además diferente, y la idea de la integración europea va muy unida en el sentimiento difuso de grandes masas de españoles a la superación del complejo de inferioridad".
Y Pérez Royo vuelve a las minúsculas: "El problema que se plantea ahora es que ya estamos en Europa y que, aparte de esa idea general sobre la democracia y las libertades, Europa es una serie de políticas concretas que afectan a los españoles en sus intereses más directos".Y mientras medita sobre lo concreto y lo abstracto se preocupa por lo lluviosa que es Bruselas, convencido de que el 11 de junio su vida cambiará.
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