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El brigada que se quitó la vida en un hotel padecía fuertes depresiones

Amelia Castilla

Francisco Javier Córdoba, de 33 años, brigada del Ejército y natural de Pontevedra, se quitó la vida el pasado lunes pegándose un tiro en la sien en una habitación del hotel Meliá Castilla según confimó ayer la policía. El brigada, que estaba destinado en Ceuta, pidió el paso a la reserva transitoria el año pasado. Desde que abandonó el Ejército, el militar, que estaba casado y tenía dos hijos, vivía en Madrid, según informó un familliar.

Un portavoz de la familia precisó que el brigada padecía fuertes depresiones y había sido sometido a diversos tratamientos. "Le llenaron de pastillas", aseguró la misma fuente. Al parecer, desde que pasó a la situación de reserva transitoria su situación no sólo no mejoró, sino que se hizo más difícil.Hasta hace un año, Córcoba prestaba servicio en la Agrupación Logística número 6 de Ceuta, según confirmó un portavoz de la Dirección de Relaciones Informativas y Sociales de Defensa. Córcoba era sargento especialista en almacenamiento y se encontraba al cuidado del armamento, pero no tenía mando. Mientras estuvo en el Ejército, el militar trabajó liempre en la zona de Andalucía. Cuando abandonó el Ejército, parece que fijó su residencia en Madrid con su esposa y sus dos hijos. Algunos de sus familiares no se explicaban ayer el motivo por el que decidió alojarse en el hotel en el que se quitó la vida. «Estuve con él hace una semana", explicó un familiar, "y, pese a sus depresiones, nada hacía suponer que acabaría así". La misma fuente aseguró que el brigada había sido obligado a abandonar el Ejército.

Pistola y escopetas

El brigada fue encontrado el lunes en una habitación del hotel Meliá Castilla con un revólver del calibre 38 de su propiedad en la mano y con un tiro en la sien. Un portavoz policial aseguró que, además del revólver con el que se quitó la vida, en el hotel se encontró también su arma reglamentaria (una pistola del calibre 9 corto) y dos escopetas envueltas en papel y desactivadas.El militar había llegado al hotel el pasado sábado y pensaba abandonarlo el lunes. Ese día, alrededor de las 17.30, una camarera descubrió el cadáver.

Las habitaciones del hotel, que está situado en la madrileña calle del Capitán Haya, están insonorizadas y nadie escuchó ningún ruido extraño.

El miércoles, en otro hotel de la misma cadena se encontraron los cuerpos de Antonio Sánchez Bravo y Antonio Ramírez Guanche con sendos tiros en la sien.

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La policía, que considera cerrado el caso, a pesar de las especulaciones sobre su posible relación con la Mafia, aseguró que uno de los hombres disparó sobre el otro y luego se mató, probablemente por motivos pasionales.

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