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Condena de 10 años de prisión para dos hinchas ingleses

Dos hinchas ingleses de fútbol, líderes de una banda radical (hooligans), fueron condenados ayer a 10 años de prisión cada uno por haber organizado durante seis años una campaña de actos violentos en los partidos disputados en el campo del Chelsea, un club londinense.

Se trata de Terence Last, de 24 años, y Stephen Hickmott. Last trabaja en un despacho de abogados, mientras que Hickmott, es un hombre de negocios. El pasado viernes, otros tres miembros de la banda fueron sentenciados a siete, seis y cinco años de prisión tras un proceso que duró 18 semanas.El juez George Schindler, encargado del caso, describió a los acusados como "hombres inhumanos y viciosos que han hecho violencia su forma de vida".

Además de la ejemplaridad del castigo, el magistrado tuvo palabras muy duras para ellos: "Ustedes han jugado muy fuerte y han perdido. Por su culpa, la reputación de los aficionados al fútbol de nuestro país es tan penosa, desgraciada y produce tanto temor que muchas personas honradas se mantienen apartadas de él. La pestilencia de horror y vicio que en ocasiones acompaña a los partidos en este país es conocida y temida en el mundo entero".

Para Schindler, los cinco condenados utilizaban el fútbol como excusa para comportarse violentamente "bajo la apariencia de hinchas del Chelsea". "Ustedes han traído la desgracia, la vergüenza, y han hecho,surgir el miedo en muchas personas honradas y respetuosas con la ley. Como resultado de su perversa conspiración, mucha gente ha sido herida de gravedad, algunos de por vida". El letrado concluyó su exposición asegurando que "la conducta de esta gentuza ha sido completamente detestable, censurable e inaceptable para una sociedad civilizada".

Operación policial

El arresto de los hooligans fue fruto de una operación sin precedentes de la policía británica, que había infiltrado a varios de sus miembros entre las bandas para reunir las pruebas que permitieran inculparlos, medida más eficaz que la de los circuitos de televisión. Según mandos policiales, la operación se había centrado en un grupo de aficionados del Chelsea reiteradamente hostiles. La idea de introducir agentes en las bandas partió del sargento Chris Hobbs, un antiguo profesor que jugó al fútbol y ejerció de entrenador. Hobbs diseñó un sistema en el que jóvenes policías tenían que introducirse entre los miembros de las bandas y desplazarse con ellos a los partidos.

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