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GENTE

La emperatriz Zita,

que junto a su marido Karl llevó la corona los dos últimos años del imperio austro-húngaro (de 1916 1918), cumplió ayer 95 años. Con este motivo celebró en un convento del cantón suizo de Grisons, cerca de la frontera con Austria, una magna fiesta, que aunque tenía carácter privado s convirtió en todo un acontecimiento, al contar entre los invitados a 70 descendientes de la familia imperial, los Habsburgo. Entre ellos estaba el mayor de lo hijos de Zita, Otto, miembro del Parlamento Europeo, y que actualmente es el cabeza de familia, además de 36 biznietos. Un monja de este convento aseguro que Zita, aunque "está casi ciega", se interesa por lo que ocurre a su alrededor y pide que le lean los periódicos.

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