Loles León
Usa sombrero de revista, con añadido indefinible. Usa chaquetillas drapeadas y escotes en llave, como de los 40. Usa bragas que suben audazmente, aunque no hasta la cadera, y zapatos también de los 40, con el dedo gordo fuera y lacitos en los tobillos. Loles León, sobre todo, usa una cara de hembra fuerte y dispuesta, y unos muslos rotundos, con la fina curvatura del violín y la pura materia nerudiana. O sea, que Loles León, cada noche, en el Café Maravillas, expone su particular filosofla del chorus line. Skets clásicos del cabaret hechos como con un cierto distanciamiento irónico y literario. Es una ciudad calada de huras nocturnas del sexo trascendente (lo más insoportable de la pornografía es la supuesta trascendencia o dramatización del acto), he aquí que nos queda siempre una mujer humorista y un poco intelectual que, al mismo tiempo que la seducción, ensaya la parodia de la seducción. Y entonces, ya, la seducción es completa, pues que se ha cruzado de por medio la inteligencia. Loles León le pone a la noche madrileña ese punto y aparte de sexo irónico, desdramatiza lo canalla, que no es más que una miseria que se cree sublime, y así hace más ciudad a la ciudad, ya que el sexo trágico va siendo cosa de provincias. Precisamente, a eso responde el concepto europeo de cabaret (con te final, please, que si no es como quitarle la copa a la chistera). Un concepto que se va perdiendo entre el erotismo trágico, ya digo, y el erotismo cotidianizado, desgraciado y burocratizado.Hay que volver al cabaret como tabernáculo íntimo, como síntesis de orgías mayores, de placeres asamblearios. El cabaret es íntimo, aunque sea inmenso, y artista de cabaret es el que sabe crear intimidad. El pecado no es redime con la virtud, sino con un pecado irónico, satisfecho y elegantemente desencantado. Eso sólo se encuentra en ciudades muy hechas. Eso es lo de Martirio, en el folklore, y es lo de Loles León, en el music-hall. El sombrero de revista, la chaquetilla drapeada, el escote de los 40.
Loles León hace cabaret intelectual. O sea, el cabaret que está de vuelta, como lo estamos de nosotros mismos. Existe el eterno retorno, pero es siempre humorístico.
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