Blanca Fernández Ochoa reconsidera la fecha de su retirada

Blanca Fernández Ochoa, de 23 años, ocupó el domingo, con su cuarto puesto en el eslalon gigante de Sarajevo (Yugoslavia), la tercera posición de la clasificación final de esta modalidad de la Copa del Mundo y la octava de la general. Sus buenas actuaciones le han hecho reconsiderar la fecha de su retirada.

La esquiadora española había decidido retirarse de la competición después de los Juegos Olímpicos de Calgary (Canadá), en 1988. Sin embargo, después de los resultados obtenidos durante la presente temporada -que ella define como la mejor de su carrera- ha decidido "aguantar" hasta los Campeonatos Mundiales de 1989, que se disputarán en Vail (Estados Unidos).

Blanca dice que está algo cansada. "Pero no de la competición", apunta, "sino de este tipo de vida, viajando constantemente, sin poder ver a los tuyos apenas y viviendo en hoteles. En los cinco años que llevo en la Copa del Mundo, muchas veces me he desanimado y he pensado en abandonar. Pero es debido al estado anímico de un momento. En seguida lo vuelves a ver todo claro y continúas".

Soledad

Además, como ya ha comentado en otras ocasiones, se encuentra algo sola: "No en la competición, porque en ésta eres tú sola contra el cronómetro. Pero luego, a la hora de entrenarte o de ir al hotel, sí se echa en falta el ambiente de un equipo. Menos mal que suelo entrenarme con las francesas y así se hace menos aburrido, hay más ambiente de competición".A pesar de todo, Blanca es consciente del lugar que ocupa en la competición mundial. "Me considero una de las 10 mejores esquiadoras del mundo y una de las más completas, ya que, a pesar de no participar en descenso, voy bien en gigante, eslalon y supergigante". Esta temporada ha finalizado en el tercer puesto de la clasificación de eslalon gigante de la Copa del Mundo; en octavo de la general, y en noveno de supergigante, modalidad en la que, la próxima temporada, saldrá en primera serie. En los Mundiales fue quinta en gigante y eslalon, y décima en supergigante.

De momento, Blanca ha conseguido estar entre las favoritas, que las mejores le tengan mucho respeto y no estén tranquilas hasta que no baja la española. Por el contrario, Blanca ha perdido el respeto a las que forman la elite del esquí. Y es que ella ya está en ese grupo selecto. De pequeña, admiraba a su hermano Paco y a la austriaca Anne Maria Proell. "Pero, actualmente, no hay nadie imposible de alcanzar", comenta; "veo a dos o tres muy fuertes, que son las suizas Vreni Schneider y Maria Walliser, y la yugoslava Mateja Svet. Al resto las veo irregulares en sus resultados y, por tanto, las puedo superar en cualquier momento".

Sin embargo, ella se exige más. "Si me hubieran ofrecido estar donde estoy hace algunos años, habría firmado sin pensarlo. Pero ahora quiero más. En ese sentido, soy ambiciosa. Me gustaría obtener alguna medalla". Para ello contará con la ayuda de su entrenador y prometido, Daniele Fioretto. "Es la persona que más me ha ayudado en estos últimos cuatro años", confiesa.

En cuanto al esquí español, reconoce que atraviesa una crisis: "Creo que pasará algún tiempo antes de tener buenas figuras. Las esquiadoras que vienen detrás son aún muy jóvenes".

Para cuando se retire, Blanca piensa seguir ligada de alguna manera al deporte -ha recibido algunas ofertas para trabajar en actividades comerciales dentro de ese mundo- y, en especial, al esquí: "Me sería muy difícil abandonarlo". Para entonces tendrá muchos trofeos en su vitrina, entre los que prefiere el del primer campeonato infantil que ganó y el de la victoria en el eslalon gigante de Vail (Estados Unidos) en la Copa del Mundo 1984-1985.