_
_
_
_
ATLETISMO

Abascal aspira hoy a ser campeón del mundo de los 1.500 metros

José Manuel Abascal ya es el candidato claro a convertirse esta noche (22.45, hora peninsular española) en campeón del mundo de los 1.500 metros en pista cubierta. Realizó una gran carrera en las semifinales de ayer, y su máximo rival, el irlandés Eamon Coghlan, se cayó y los organizadores no se salieron con la suya de que, como atractivo esperado, estuviese, pese a su eliminación, en la final. Abascal ha aceptado la responsabilidad. Otro puesto que no sea el primero supondría un fracaso.

Emilia Cano, que cumplió 19 ,años el pasado miércoles y este año dejó sus estudios de anatomía patológica para dedicarse por completo al atletismo, fue quinta en la final de tres kilómetros marcha con un tiempo de 13.02.41 minutos y mejoró en 21 segundos su mejor marca española, circunstancia que le satisfizo más que el puesto logrado. La vencedora, la soviética Olga Krishtop, también mejoró notablemente la plusmarca mundial con 12.05.49. La anterior, 12.31.57, la tenía la italiana Giuliana Salce, que ayer fue segunda tras la descalificación en la última vuelta de la astraliana Kerry Sexby. Teresa Palacio fue novena.Blanca Lacambra alcanzó las semifinales de los 200 metros y Cristina Pérez la de los 400. Antonio Sánchez, tercero en su serie de los 200, se clasificó por tiempos y Javier Arques fue eliminado en los 60. Al cierre de esta edición, quedaban por competir Oliván, en la final de longitud; Moracho y Sala, en las semifinales de 60 vallas, y Rosa Colorado y Montserrat Pujol, en las series de 800 metros. García Chico lo hará mañana en la final de pértiga.

La sombra de Coghlan

Abascal, antes de la carrera de ayer, expresaba su falta de confianza en poder ser campeón. Tendría que superar a Coghlan, el especialista por excelencia en pista cubierta. Al aire libre, Abascal le saca cuatro segundos en los 1.500 metros, pero sobre pistas de curvas pronunciadas la diferencia se neutraliza por la técnica de carrera de cada atleta. ¿Estrategia? Darle un codazo y que se caiga", decía entre bromas Abascal para expresar que no habría forma de ganar a este irlandés afincado en Estados Unidos y que es un ídolo por estar invicto en la prueba estrella, que es la milla (1.609 metros).El último recuerdo de Abascal en la alta competición no le era grato porque fue su eliminación en los Campeonatos Europeos al aire libre de Stuttgart 86. Se equivocó de táctica. Ahora no podía cometer el mismo error. Abascal preparó la semifinal con el mismo es mero que si de una final olímpica se tratase. En el calentamiento, repasó la estrategia. Era preciso mostrarse prudente al principio y osado al final. Lo mejor era dar las primeras vueltas en el último lugar para estar a salvo de codazos, empujones y caídas. Y, a falta de 500 metros, atacar, como es su estilo. Así lo hizo y así ganó con un final realmente bueno: 26 segundos en los últimos 200 metros. Su ofensiva no pudo ser soportada por nadie. Han Kulker, que hace dos semanas se proclamaba campeón de Europa, entró el cuarto y tuvo que confiar en pasar a la final, como así sucedió, por mejores tiempos.

Ni Kulker, ni O'Sullivan, ni el alemán occidental Baumann, subcampeón europeo de 3.000 metros; ni el australiano Hillardt, campeón de los Juegos Mundiales de París 85 por delante de José Luis González, ni Epivey, el estadounidense invicto en Indianápolis, tienen que ser rivales para Abascal, el único mediofondista de elite al aire libre que ha aceptado el reto de estos Mundiales, en los que se pierde más que se gana. El triunfo se considerará fácil y el fracaso estrepitoso.

Extraña pretensión

Coghlan se lo ha puesto ahora más fácil a Abascal. Se cayó a falta de 440 metros para la meta, en su semifinal, y, cuando se incorporó, tenía a sus rivales a 15 metros de distancia. Se recuperó tan pronto que a la siguiente vuelta, 200 metros después, era el cuarto. Aún ascendíó al tercer puesto, pero sintió el esfuerzo en la recta final y dos atletas más le absorbieron, uno por cada lado.Los intereses de los organizadores de los Mundiales provocaron que a Coghlan, en primera instancia, se le concediera un puesto en la final "atendiendo a las razones de su caída". Ante la sorpresa de los otros equipos que tenían atletas en la final, se les dio esta explicación: "Tenemos muchas localidades vendidas para mañana [por hoy] porque la gente quiere ver correr a Coghlan en la final y le verá correr". Esta explicación, que vulnera el reglamento de la competición porque a la final sólo pueden pasar nueve atletas, los tres primeros de cada semifinal y los tres siguientes mejores tiempos, originó una protesta oficial y generalizada que obligó a reunirse al comité de apelación. Éste la aceptó porque no hacerlo habría supuesto sentar un precedente inédito en el deporte oficial y que éste se inclinara ante intereses comerciales.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_