Herrero de Miñón descarta abandonos en el partido tras su derrota
Miguel Herrero descartó que tras su derrota en el congreso pudieran generarse abandonos en Alianza Popular y un goteo de dirigentes hacia otras formaciones políticas de centro-derecha. La misma declaración fue formulada por otros dirigentes integrados en su candidatura, aunque era evidente su excitación a medida que se acercaba la hora de la votación y los resultados aparecían más favorables a Antonio Hernández Mancha.
José María Aznar, candidato a secretario general en la candidatura perdedora, presidente del partido en Castilla y León y candidato a la presidencia regional por esta comunidad autónoma, respondió de malos modos cuando fue preguntado respecto a si la unidad del partido estaba garantizada. "Es una hipótesis que no acepto", declaró finalmente.Rogello Baón, miembro del comité ejecutivo saliente y portavoz de la candidatura de Herrero, aseguró que no estaban dispuestos a aceptar ningún tipo de responsabilidades orgánicas en el partido. "Sólo asumiremos nuestras responsabilidades como militantes de base, ni una más".
Según este dirigente, el rechazo a la candidatura de Herrero descarta que puedan asumir cualquier tipo de responsabilidades, " ya que no sería congruente con el resultado del congreso".
Juan Manuel Fabra, candidato a vicepresidente en la candidatura de Herrero, también descartó que pudieran producirse escisiones o aban donos. La postura de Fabra, sin embargo, es más delicada, ya que ha sido el único dirigente catalán que ha postulado la candidatura de Herrero en abierta confrontación con el presidente provincial de Barcelona, Jorge Fernández. Muchos dirigentes catalanes han postulado ya la necesidad de convocar un congreso regional para relevar a Fabra de sus atribuciones ante lo que han interpretado como una pérdida de confianza.
Estas declaraciones públicas de unidad en el seno de AP no se correspondían con las críticas que los seguidores de Herrero formulaban en los pasillos del Palacio de Congresos a sus adversarios y con la advertencia de que el grupo parlarmentario sería ingobernable cuando Herrero de Miñón dejase su puesto de presidente.
