_
_
_
_

El Barcelona apabulló a un desangelado Athlétic

Calderé había desperdiciado una ocasión a los tres minutos. Biurrun realizó un paradón, a los nueve, a tiro de Lineker. El goleador inglés corisiguió de chiripa el primer gol a los 17. Carrasco, el suyo, a los 21, de forma maravillosa. El caso es que los chicos de Iríbar entraron en el palaciego vestuario visitante del Camp Nciu desangelados. Ya todo está perdido (2-0). Pero El Chopo, siempre tan cortés, siempre tan atento, siempre tan vasco, trató de animar a los suyos. "Venga, hombre, venga; esto lo levantamos en un periquete", les decía el bueno de Iríbar. "Si no nos han hecho nada, ni nos han tocado", explicaba el legendario portero. "Pues vigila", debió comentarle Goikoetxea, "porque el Hughes ese ha estado a purito de abrirme el labio". "Digo yo", pensó el joven Jabo, "que alguien nos pegara, pues vamos 2-0 y de milagro".Algunas crónicas hablaran del partido de la temporada. Puede que, incluso, el gol de Hughes sea uno de los goles del año. Puede, pero lo cierto es que el Athlétic de anoche fue uno de los Athlétic más pobres de los últimos. Tanto que Rojo ya debe de estar pensando en dar el salto a San Mamés o, como mínimo, sospecha que su oportunidad no llegará en el año 2000. Frente a ese Athlétic triste, aterido por el frío y amenazado de goleada, hubo un Barcelona deseoso de resolver el partido cuanto antes e intentar sacar del baúl de los recuerdos un fútbol más vistoso, más hermoso.

Lo primero lo consiguió de inmediato, cuando Lineker -"un chico listo y aprovechón", como dijo Michels- fusiló el 1-0 y acabó con el partido. Luego vino Carrasco y echó el cierre. Desbordados, asustados, bloqueados, incapacitados por el constante acoso y pressing de los azulgrana, los rojiblancos eran incapaces de tener ideas y decidieron sacarse el balón de encima en cuanto lo recuperaban. Consecuencia, aquello era un continuo volver a empezar barcelonista.

Resuelto el partido, los barcelonistas quisieron realizar un juego más vistoso y, claro, no les salió. Ya no se acuerdan. No es lo suyo. Lo suyo es acosar, recuperar el balón, cansar al rival, desplegarse, pasar y correr.

Cuando volvieron a su estilo, Biurrun intentó colgar del larguero aquel cartel que había en las viejas cantinas del Oeste: "No disparen al pianista; hace lo que puede". Tan maltratados estaban los jugadores vascos que De Andrés, en el minuto 44, y Urtubi, en el 60, fallaron goles cantados, totalmente solos ante Zubizarreta. Debieron de creer que, justo en el momento de disparar, Víctor, Calderé, quien sabe, cualquiera, aparecerían por detrás y les robarían el balón. Nada más lejos de la realidad. Estaban solos y fallaron.

Iríbar salió goleado anoche del Camp Nou y, pese a que su equipo pudo conseguir más de un gol, también estuvo a punto de encajar una goleada de escándalo, pues Lineker, por ejemplo, estrelló un cabezazo en la madera. El Chopo no tuvo un debú brillante precisamente en el Camp Nou.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_