Unidad
De momento, la resolución de la crisis de Alianza Popular en sus varios frentes tiende a dar más importancia al principio de autoridad que a la necesidad de renovación. Toda formación política necesita principios esenciales. Analizando esta crisis, me parece que el único principio que va a salir reforzado será el de autoridad, aunque no se sepa muy bien para qué. Quedará reforzado, y eso es todo. Otros principios destruidos son, en cambio, de más difícíl resituación. Por ejemplo, el patriarcal. Un partido político que pregona el culto a la familia y a sus valores externos e internos ha dado el escandaloso ejemplo de la rebelión de los hijos dispuestos a apuñalar al padre estatal y al regional. Yo no sé qué les han enseñado a estos chicos en el seno de su familia política, pero en cuanto crecen dos palmos se van a la cocina, cogen el trinchante y van a por el cabezón de familia dispuestos a decapitarse decapitándole.Patética estampa la de Manuel Fraga Iribarne poniendo al mal tiempo buena cara, él que tan malas caras había puesto a los buenos tiempos. Hay quien le ve condenado a un final de mesa de dominó en Villalba, a pocos metros de su propio monumento predemocrático. En cambio, los degustadores de su tenacidad anticipan que el futuro político de Fraga pasa por la constitución de otra mesa, y no precisamente la de dominó, sino la mesa para la unidad de las derechas, que bien necesitada está nuestra pobre derecha de un poco de amor y unidad, tal vez, tal vez, previo paso por un congreso más o menos eucarístico.
Esperemos que el PSOE les eche una mano, sabedor de que mejor derecha que ésta no la habrá nunca. No sólo es la mejor derecha que ha habido en la historia de España desde Indíbil y Mandonio, sino que está a la altura de las derechas más encantadoras e inocentes de la historia universal. Urge una campaña de concienciación pública al grito de ¡Salvemos la derecha!", declarándola bien ecológico, escaso y en peligro, como los patos de Doñana, los urogallos leoneses o el jamón de bellota auténtico.
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