Un trallazo de Roberto clasificó al Barcelona en el minuto 84
ENVIADO ESPECIALA Josep Lluís Núñez, Nicolau Casaus, el Barcelona en pleno y, por supuesto, a Terry Venables se les apareció anoche la virgen María, aunque, tratándose de Portugal, debió de ser la virgen de Fátima. El Barcelona estaba virtualmente eliminado después de 84 minutos primorosos del Sporting y 84 minutos vergonzosos por su parte. Pero la Virgen se vistió de azulgrana e inspiró la pierna derecha y el corazón del valenciano Roberto para que la eliminatoria quedara resuelta en contra del conjunto lisboeta. Antes y después de ese gol, el Barcelona estuvo siempre a merced del Sporting, que supo aprovechar un enorme despiste de Venables -que dejó sin cubrir la banda izquierda-, dos indecisiones defensivas y una total inoperancia ofensiva de los barcelonistas.
La lesión de Víctor hizo que el técnico inglés alineara delante al paraguayo Amarilla. junto al inglés Lineker, mantuviera a Marcos como medio de enlace y reforzara el centro del campo con Urbano. Manuel José fue más valiente. Mantuvo su teoría de no atacar a la desesperada -si no es por el milagro de Roberto, sus planes se habrían cumplido- al tener suficiente con marcar un gol en cada tiempo, se arriesgó a jugar con tres defensas y situó al lateral internacional Mendes en la banda izquierda del centro del campo. Fue por ahí por donde estuvieron agonizando durante 84 minutos el Barcelona y Venables. Fue por ahí por donde el Sporting tuvo en las cuerdas al Barcelona. Como Venables no ordenó que Gerardo adelantara su posición hasta el centro para marcar al lateral portugués, éste se puso las botas y desbordó tantas veces como quiso al barcelonista, que le esperaba fijo en su posición, lo que facilitaba el regate en carrera del extraordinario Mendes. Así, pues, Pedraza se encontraba siempre con dos jugadores: Mario Jorge -con quien debía emparejarse- y Mendes, a quien no controlaba nadie.
Con la defensa desorientada, sin enlace entre el centro y la delantera y con dos atacantes torpes y maniatados, el Barcelona estuvo siempre a merced del Sporting. De poco sirvió el corazón y la voluntad de los barcelonistas. Simplemente, les salvó el trallazo de Roberto. El mejor planteamiento de Manuel José mereció, quizás, resultar vencedor.
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