La inspiración de Yáñez salvó al Zaragoza
ENVIADO ESPECIALEl Zaragoza pasó enormes dificultades para eliminar al Wrexham, equipo galés que ocupa el puesto número 78 de la Liga inglesa al ir el sexto en la Cuarta División y tener por delante a los 22, rquipos de Primera, los 24 de Segunda y los 26 de Tercera.
Aunque Luis Costa, su técnico, realizara variaciones entre sus titulares en busca de una mayor agresividad, el Zaragoza no salió al campo con mentalidad de ganador. A los 10 minutos, eso sí, Rubén Sosa ya había rematado tres veces. El Wrexham no presentaba ninguna consistencia en el centro del campo, y, en cuanto perdía el balón, era incapaz de frenar el contragolpe español. Pero, aún necesitando la victoria -o un empate con goles- y con tantas facilidades, el Zaragoza, para evitarse complicaciones, optó por un juego conservador en sus posiciones y sólo ambicioso en los balones largos.
La renuncia táctica del Zaragoza a hacer valer la mejor técnica de sus jugadores equilibró enormemente el partido. El juego transcurría de área a área, entre los saques de los porteros y los desplazamientos largos del balón; el Wrexham, preferentemente por alto, y el Zaragoza, por bajo. Los roces en las acciones de choque contribuían aún más a acentuar la tosquedad del encuentro.Tanta precipitación en el juego originaba constantes imprecisiones en uno yotro bando. El balón no sólo parecía quemar en las áreas, sino también en cualquier otra parcela del campo. Nadie fue capaz de pararlo y mandar. Las ocasiones de gol no se creaban o se desperdiciaban. Cedrún no imponía autoridad con su estatura, pero Steel, el temido ariete galés, tampoco, ya que toda su energía la perdía en elevar su gran envergadura.
Las condiciones en las que se desarrolló el partido se mantuvieron inamovibles hasta que, mediada la segunda parte, el Zaragoza fue perdiendo fuerza. Había decidido jugar la eliminatoria con las mismas armas que el Wrexham y el equilibrio físico no podía durar mucho más tiempo. Paulatinamente, la presión galesa se fue haciendo intensa y la motivación de los jugadores de un equipo y otro fue tomando rumbos diferentes. El Wrexham buscaba el gol; el Zaragoza, la prórroga. Así llegó un remate al poste de la portería de Cedrún y una intervención prodigiosa de éste. El final del partido fue un respiro para el Zaragoza.
En la prórroga llegaron los goles de los pupilos de Costa, por la inspiración de Yáñez, y las primeras jugadas sensatas. El único balón que jugó desde atrás la defensa zaragocista cuando Juliá lo bajó al suelo en vez de enviarlo a las alturas, terminó en gol. La lección sirvió de poco porque no se volvió a repetir la jugada. El Zaragoza, en fin, fue por delante en el marcador, pero por detrás en la iniciativa, No obstante, con la fortuna por aliada, ya es cuartofinalista sin haber superado de hecho a sus dos rivales, ya que al anterior, el Roma, sólo lo eliminó en los lanzamientos desde el punto de penalti.
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