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Telefónica no entrará por el momento en el grupo de telecomunicaciones europeo CGE-ITT

Telefónica no participará en la operación CGE-ITT, que consolidaría al grupo resultante como la segunda potencia mundial de las telecomunicaciones, si no se produce una mejora sensible en las condiciones que se contemplan liara el futuro de las filiales de ITT en España, según el presidente de Telefónica, Luis Solana. El grupo francés CGE no ha clarificado, como se solicitaba por parte española, el menor detalle sobre la reconversión de Standard y Marconi, el principal obstáculo que tiene prácticamente bloqueado el acuerdo con la compañía telefónica española.

La situación, por ello, se encuentra en estos momentos teñida de un claro pesimismo. Además, comienza a analizarse en profundidad si la entrada en esta importante operación compensa los cuantiosos desembolsos que debería hacer la compañía española- 300millones de dólares, unos 40.000 millones de pesetas al cambio actual- por el 10% del accionariado, más las cantidades que sean necesarias cuando se acometa todo el plan de inversiones para el consorcio en el futuro. La posición de Telefónica, con el beneplácito del Ministerio de Industria, se ha endurecido en este sentido y ha planteado a los franceses, que desde el primer momento se han erigido en conductores y verdaderos beneficiarios de la operación con ITT, que la compañía española debe tener un peso específico en ese consorcio mayor que el que, según los planes barajados hasta ahora, se le asigna, teniendo en cuenta, además, que es el único socio no financiero que participa.El propio Luis Solana, que en un primer momento valoró positivamente la idea de entrar en ese proyecto de futuro, convencido de que a medio plazo se contarán con los dedos de la mano los grupos que permanezcan en el campo de las telecomunicaciones, parece haberse dado cuenta de que no se puede seguir adelante en esa aventura si no se resuelven satisfactoriamente para España los principales escollos que se atraviesan en esta operación, y que a nadie se le ocultan son la reconversión de Standard y de su filial Marconi, de las que la propia Telefónica es accionista y principal cliente.

Pregunta sin respuesta

La pregunta que el presidente de esta compañía ha planteado en sus últimas reuniones, al nuevo presidente del grupo CGE, Pierre Suard, sustituto de Georges Pebereau -"en qué mejorarán Standard y Marconi si Telefónica entre en la. operación"-, tiene de momento una sola respuesta: "En nada". Así pues, y si esto sigue así, comenta Solana, "yo no entro".Hasta ahora, y a falta de que se emitan las conclusiones definitivas de los grupos de trabajo mixtos CGE-Telefónica, que están formados desde hace semanas, la situación está prácticamente estancada. Los franceses, cuya intención inicial era aportar activos y que los otros socios (Société Générale Belga y Telefónica) pusieran dinero, pretenden que el peso de la reconversión de las empresas de ITT en España, que tienen un excedente de entre 5.000 y 6.000 personas en estos momentos, según su plan de productos y ventas, recayera mayoritariamente sobre el socio español, con el consiguiente desembolso económico y conflictos sociales que ello acarrearía. Además, el grupo francés, en los planes que está manejando, considera que Marconi, empresa en la que trabajan unas 1.500 personas, no es interesante para los planes de futuro del consorcio europeo-norteamericano.

Así pues, tal y como están las cosas hasta ahora, se pretendería que el socio español hiciera frente por su cuenta al saneamiento de esas empresas, sin que hasta por el momento, según fuentes de Telefónica, se haya clarificado con detalle ni los nuevos productos que se podrían fabricas en las factorías españolas ni qué actividades se podrían desarrollar para recortar los importantes excedentes de personal que se contemplan en estos momentos. Además, por el momento no parece prosperar la entrada de nuevos socios europeos en ese consorcio: Deutsche Bank y Bosch, las dos entidades alemanas occidentales que parecían estar interesadas en participar en el acuerdo, han dado ya su no definitivo. Y la entrada de nuevos participantes era una de las condiciones impuestas tanto Telefónica como la SGB. La propia CGE francesa ha visto cómo la operación le va a resultar más cara de lo previsto, aspecto que costó la destitución de Georges Pebereau, padre de la idea del consorcio.

Así pues, cobra aún más interés el encuentro que deben mantener a principios del próximo mes Felipe González y Jacques Chirac, y en el que la participación española en ese consorcio de telecomunicaciones ocupará un lugar importante en la agencia de trabajo.

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