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COMPETICIONES EUROPEAS DE FÚTBOLCOPA DE LA UEFA

La salida de Llorente, decisiva para el Atlético

ENVIADO ESPECIALLlorente salvó la angustiosa elíminatoria que vivió ayer el Atlético ante el Werder. El equipo alemán enjugó a seis minutos del final su desventaja del estadio Calderón aprovechándose de la falta de consistencia ofensiva del conjunto de Vicente Miera. El Atlético llegó tocado a la prórroga tras haberle salvado la campana -un remate de Ordenewitz en el último segundo se estrelló en un poste-, pero la fulgurante aparición del sobrino de Gento destrozó al Werder. Una genialidad de Llorente sirvió para que Salinas lograse un gol que valesu peso en oro: 90 millones de pesetas de ingresos presupuestados por su club en este torneo.

Todo el entrainado del Atlético estaba construido sobre dos premisas: una fuerte labor destructiva y un inteligente control del balón que permitiese oxigenar su fútbol. Pero la conclusión feliz -pasar a la siguiente eliminatoria- estuvo a punto de venirse abajo ya en la primera media hora. Atlético le sobró fuerza para aguantar en la defensa, pero le faltó inteligencia y serenidad para utilizar el contragolpe.

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Así, el partido se desarrolló conforme a la historia anunciada. Con Sergio muy firme frente a Burgsmüller, Tomás y Clemente sobrios y efectivos en los laterales y Arteche contundente como cierre, sólo Ruiz tardó en fijar su marcaje al segundo y más peligroso de los delanteros alemanes, Neubarth, un mozo de 1,86 metros de estatura que comenzó a llevarse todos los balones que rondaban por su cabeza y hasta el pómulo de Ruiz. A los diez segundos el Atlético ya había cedido su primer córner y a los 20 Neubarth echó fuera su primer remate" a los siete minutos, Elduayen inició su serie de espléndidas paradas; a los ocho, el árbitro anuló un gol a Neubarth por presunta mano; a los nueve, Neubarth volvió a crear peligro, y a los 14, Elduayen salvó otro gol.

El Atlético se convirtió en Numancia. Ruiz -con siete puntos de sutura en el labiocomenzó a cabecear con más equilibrio frente al tanque que tenía delante, Arteche hizo de frontón y Elduayen fue casi siempre una muralla. Pero el Atlético jugó acobardado en su trinchera, sin posibilidad de salir ni en simples escaramuzas, porque entre su centro del campo y su delantera había demasiados metros y Landáburu, aun voluntarioso en su ayuda a la cobertura, no acertó a tomar el mando.

El Atlético, pese a todo, se fue al descanso con su marco imbatido y todo hacía pensar que el mayor peligro había pasado. El Werder, un equipo al que por aquí llaman rentner band o la banda de los jubilados -tiene varios jugadores que sobrepasan la treintena-, dio la impresión de acusar cierto cansancio risico. Sus acometidas ya no tenían la fiereza del primer período y, por momentos, se creyó que el Atlético podía tomarse algún respiro. Sin embargo, la única acción desacertada de Elduayen dio paso al primer gol alemán y el Werder se fue otra vez arriba, con fe en sus posibilidades.

Apenas un par de remates de Julio Prieto permitieron una ligera pausa. Pero la mala suerte en el segundo gol alemán, que entró tras pegar el remate de Meier en la barrera, propició el inevitable paso a la prórroga. Y aún tuvo fortuna el Atlético porque antes, en el último segundo del tiempo reglamentario, un cabezazo de Ordenewitz se estrelló en un poste. Para entonces, Miera había dado entrada a Setién y el cántabro demostró que tiene sitio.

Ya en la prórroga, el entrenador rojiblanco intentó explotar la velocidad de Llorente. Y el sobrino de Gento volvió loca a toda la defensa alemana con sus carreras, ora por la izquierda, ora por la derecha. Una espléndida jugada suya, con colada clásica por el extremo, salvó los 90 millones del presupuesto rojiblanco. Llorente se ganó ya la mejora del contrato que firmó la temporada anterior por cuatro años y en el que figura una cláusula que indica que, al término del segundo, en el que se halla, tendrá derecho a revisarlo.

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