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China vive discretamente el décimo aniversario de la muerte de Mao

China recordó ayer discretamente, sin pompa ni fanfarria oficial dignas de mención, el décimo aniversario de la muerte de Mao Zedong, el Gran Timonel, que guió a China, a través de la guerra y la conquista del poder, hacia el orgullo nacional y el caos de la revolución cultural.

Al mismo tiempo que la Prensa oficial glosaba la figura de Mao, pintando las luces y las sombras de la herencia que dejó a la nueva China, tal y como mandan los cánones históricos de los nuevos líderes pragmáticos encabezados por Deng Xiaoping, y mientras se publicaban dos tomos de sus pensamientos inéditos, el Consejo de Estado de la República Popular China anunciaba los supuestos por los que los trabajadores chinos -que desde la revolución tenían garantizado un puesto de trabajo vitalicio- podrán ser despedidos por sus empresas.Unos 50.000, chinos -10.000 más que los habituales de los domingos- formaron largas colas en la plaza de Tienanmen para desfilar ante el sarcófago de cristal que alberga los restos de Mao en su mausoleo. "Me siento conmovido", manifestó un campesino de la provincia de Shaanxi mientras aguardaba en la fila, "no puedo expresar por qué, pero sentí que era importante venir hoy a rendir este tributo".

Lo que no se dejó sentir en día tan significado fue ningún gesto o deferencia oficial por parte de los actuales dirigentes del país. Sí, en cambio, numerosos juicios y evaluaciones en Ios periódicos destinados a recortar -una vez más en los últimos años- la gigantesca figura del mito a proporciones más justas, humanas y acordes con los vientos modernizadores que hoy soplan en China. "El camarada Mao", comenta el editorial del Diario del Pueblo, "hizo contribuciones inextingibles en la tarea de trazar el curso revolucionario de China... pero después descarrió su rumbo". "SÍ durante su vida el presidente Mao ha hecho muy buenas cosas", continúa el editorial, "si su más grande contribución ha sido aplicar los principios del marxismo-leninismo, sin embargo, durante la revolución cultural cometió numerosos errores, algunos de ellos no menores".

La nueva colección de escritos -agrupados en dos volúmenes- de quien fuera adulado como gran teórico del marxismo y comparado con Marx, Engels y Lenin fue puesta a la venta ayer en Pekín. La última vez que salió un tomo de las obras selectas de Mao -el quinto volumen, publicado en 1977 bajo el liderazgo de su heredero, Hua Guofeng- fue un acontecimiento político y se formaron colas en las librerías donde más que venderse se repartía. Entonces se trataba de lectura obligada para sobrevivir las tormentas políticas. Esta vez los volúmenes tienen un precio y apenas hay compradores. "Estoy seguro de que esta vez no van a imprimir tantas copias", vaticinó un trabajador, "los tiempos han cambiado".

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