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CAMPEONATOS DE NATACIÓN, SALTOS Y WATERPOLO

La esperanza española en los Mundiales, rota por Italia

Italia volvió a ser un muro insalvable para España en waterpolo y colocó al cuadro hispano al borde de la eliminación. La esperanza española de conseguir, al menos, un resultado digno entre la elite corre serio peligro de perderse a las primeras de cambio. Si el panorama general de la representación hispana. en los campeonatos puede rondar el ridículo, en waterpolo, donde el equipo se mueve al mejor nivel, la decepción comenzó ayer.En realidad, la decepción empezó ya con el sorteo de los grupos para el torneo. España, pese a ser el país organizador y cuarto en los últimos Juegos de Los Ángeles, quedó encuadrado en un grupo con dos potentes rivales, Hungría e Italia, cuando debía dejar en el camino a uno de ellos para pasar a semifinales. En otras tandas, en cambio, equipos con peores resultados resultaron favorecidos.

La mala suerte continuó en la piscina ayer. España defendió aceptablernente, pero desperdició numerosas ocasiones de gol. Fundamentalmente, como dijo su abatido entrenador, Antonio Esteller, faltó serenidad en los momentos decisivos. "Quizá le pesó el exceso de responsabilidiad", añadió. No en vano al waterpolo español se le adjudicó desde un principio el papel de salvador.

Y lo triste fue que España tuvo la oportunidad de ganar a Italia y, como poco, la de empatar. Pese a llegar al cuarto y último tiempo con dos goles de desventaja en el marcador, la reaccilón española le permitió empatar.'En esas dos ocasiones aprovechó, aunque con esfuerzo, la superioridad numérica por expulsión de jugadores italianos. En waterpolo, al igual que en balonmano, por ejemplo, el juego de las exclusiones es fundamental. Cuando la igualdad de dos equipos es manifiesta, quien mejor practique el arriesgado ejercicio de hacer una defensa agresiva sin ser excesivamente sancionado por ello tiene todas las de ganar.

A falta de 3.35 minutos, justamente en la mitad del último tiempo del partido, con 7-7 en el marcador, España tuvo la fortuna de su lado al estrellar Tempestini un disparo en el poste, y el acierto del guardameta Moya, una de los mejores jugadores españoles, que hizo dos paradas espléndidas. Pero el equipo de Esteller no fue capaz de recuperar el balón en más de dos minutos, y a falta de 1.24, Pisano marcó el octavo gol que sería el definitivo.

Después, incluso con D'Altrui, un nuevo expulsado italiano, Sans lanzó alto en un fallo claro sin ser estorbado en el tiro. Finalmente, el portero transalpino, Trapanese, detuvo espléndidamente un remate final de Payá. Quedaban siete segundos. El desastre se había consumado.

Durante el partido, la defensa italiana, en los casos de igualdad numérica, simplemente se aprovechó de la casi nula práctica del tiro lejano por parte española. Únicamente Estiarte logró un gol así, pero fue muy bien controlado por Fiorillo, una de las figuras de Italia, cuyo entrenador atribuyó a ese. marcaje gran parte de su triunfó.

España empezó muy bien el en.cuentro (se puso 2-0 por delante), con una magnífica defensa, tanto en su propia zona como en los awques italianos desde atrás, y evitó sus temibles contraataques. Pero no sólo falló en sus escasos tiros lejanos, sino en la misma zona de ataque. Italia, en cambio, tuvo en Campagna un lanzador digno de su fama y se mostró en todos los momentos como un equipo con mayor aplomo que España.

Las posibilidades ahora se reducen a intentar ganar a Hungría y a buscar la goleada ante Israel. Incluso podría existir la repesca de un empate para la segunda plaza, que se resuelve por la diferencia de goles general. Los supuestos salvadores de los campeonatos se deben dedicar a hacer números.

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