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Reportaje:

África sin salir de Madrid

En tres locales se puede bailar con música africana

Los africanos que viven en Madrid, principalmente diplomáticos estudiantes y chicas de servicio, disponen de tres locales donde escuchar y, bailar música africana: Cabo Verde, Sueños y Okume. La mayor parte de los que acuden a ellos proviene de Guinea Ecuatorial, aunque también hay gente de otros países como Zaire, Angola o Camerún. Los jóvenes africanos acuden a estos locales básicamente para escuchar la música de sus países y para buscar "la mujer de su vida".

El único pub donde se puede escuchar música africana en Madrid se llama Cabo Verde. Se abrió en 1985. Uno de los dueños, José Luis Espinosa, estuvo en África durante muchos años. Allí fue teniente del Ejército de Liberación Nacional argelino. Su socio es de Cabo Verde; de ahí el nombre del local, que durante el día es un restaurante. "El negocio no va ni bien ni mal", comenta Espinosa.Asegura no haber tenido altercados dentro del bar, que se llena los jueves y los domingos. Ésos son los días que libran las chicas negras que trabajan como internas. La bebida preferida es la cerveza, "porque es la bebida más barata de las que tienen alcohol", puntualiza Espinosa. "Los africanos traen a sus amigos españoles", continúa, "principalmente a las amigas". El 90% de las chicas que acuden al pub es de Cabo Verde.

Eduardo tiene 21 años, es angoleño y estudia electrónica. "Los españoles son buenos y simpáticos. Ningún europeo lo es tanto. Aunque, por otra parte, creo que el nivel económico es muy bajo en este país. He estado en Alemania y allí no he visto pedir por la calle".

"Vengo a este pub sobre todo los jueves y los domingos, a ver si encuentro la chica de mi vida. Cuando termine de estudiar volveré a mi país. Tuve una novia española, pero sus padres no querían que saliera con un moreno". Eduardo se entiende con otros africanos en lingala, una lengua del África central.

Django tiene 26 años y vive en Getafe. Llegó hace dos años con una beca de su país, Zaire. "Me gusta estar aquí. Quiero volver a Zaire, pero sólo en vacaciones Ahora estoy esperando conseguir trabajo. Mi padre, que es director de una fábrica de alumnos me manda dinero todos los meses". Vive con una española y tiene un hijo con ella, "un mulatito precioso", dice orgulloso; "es la admiración de todo el barrio". También Domé, que es de Zaire y tiene 20 años, vive con una española. Los chicos que acuden a Cabo Verde a tomar una copa prefieren las chicas españolas a las africanas.

Cuando se cierran las puertas del pub, sobre la una de la madrugada, los africanos tienen dos discotecas para continuar la noche. Sueños es una sala con capacidad para 400 personas. Su propietario, Aldo Ares, argentino, viajó a España hace nueve años como corresponsal de la revista católica Esquiú.

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Hace un par de años un amigo le dijo que quería vender la discoteca y se la compró. Al principio fue un lugar para parejas liberadas. Iban matrimonios o novios y ligaban con otras parejas. Según Ares, esto es algo que tiene mucho éxito en el resto de Europa, "pero aquí todavía no está muy suficientemente implantado".

Una amiga le habló de la posibilidad de convertir la discoteca en un local con música africana. "La colonia ecuatoguineana en Madrid es muy numerosa", comenta Ares, "y sólo hay otra discoteca de este tipo. "Ya llevamos un año y no está mal. El cambio se basó esencialmente en la música. Tuve que viajar a París e importar discos de Camerún".

Principalmente, la gente que acude a este local proviene de Guinea Ecuatorial, de Camerún -"los más pudientes", dice Ares- y de Zaire, por este orden. "El cuerpo diplomático en Madrid de los países africanos viene aquí habitualmente", afirma; "beben buen whisky y champaña francés".

Monogamia y bigamia

Aparte de los diplomáticos, los clientes de Sueños son, sobre todo, estudiantes. De lunes a viernes, la mayor parte son hombres, pero los fines de semana predominan las mujeres. "Es corriente que un negro tenga varias novias", comenta Ares; "las mujeres africanas tienen una lucha interior muy fuerte entre la mo nogamia occidental, a la que quieren llegar, y las costumbres africanas. Al final suelen decantarse por éstas".Okume, otra discoteca para africanos, se inauguró, en 1980. Luis, el encargado, es ecuatoguineano y comenta que, en un principio, la discoteca surgió como otra cualquiera. "Pero viendo la necesidad que había de un lugar donde se pudieran reunir los africanos, cambiamos la música". "El africano no puede vivir sin su música", asegura también, el director de Sueños.

En Okume tienen música de casi todos los países de África, aunque el 40% de lo que ponen es variado. "Compro los discos en París y en Portugal", explica Luis, "porque en España no hay casi nada". El encargado del local opina que los problemas de integración de los negros los causa el idioma, "que es muy diferente"; "les cuesta aprender el castellano por la pronunciación y la gramática". En esta discoteca las chicas no pagan entrada.

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