Petrovic gana el bronce para Yugoslavia y provoca los primeros aplausos del público de Madrid
LUIS GÓMEZ La medalla de bronce fue para Yugoslavia, que no necesitó de ningún alarde para desembarazarse con más facilidad de la prevista de Brasil. Petrovic estuvo tan correcto que consiguió arrancar unos tímidos aplausos del público, por lo que el partido resultó, hasta en eso, algo decepcionante. Brasil encontró a su estrella Óscar visiblemente cansado, lo que propició que, cuando este jugador bajó la guardia, Yugoslavia pudiera irse claramente en el marcador. El mejor jugador resultó ser Dalipagic, el yugoslavo que más ha reprochado públicamente la conducta de los hermanos Petrovic, cuya alianza fraterna les lleva incluso a situar al técnico Cosic en difíciles tesituras.
Brasil y Yugoslavia no tenían por qué disputar un encuentro duro. Ni siquiera polémico, por la sencilla razón de que ambas selecciones tenían una faceta en común: la aportación de dos jugadores que representan el papel de líderes y cuyos compañeros poco importa que posean el balón demasiado tiempo. Caracterizado el choque como duelo entre dos estrellas, sin embargo, los primeros minutos resultaron aburridos, como si el resto de participantes adoptaran la función de espectadores, mientras esperaban a ver cómo se iba dilucidando la cuestión entre Óscar y Petrovic.
Durante muchos minutos apenas existió el juego defensivo y todas las acciones discurrieron con facilidad y fluidez. Óscar comenzó fuerte, consiguió casi cuatro triples consecutivos y alcanzó los 20 tantos apenas transcurridos 10 minutos. Petrovic procuró ser menos descarado y, en el fondo, menos dañino para con sus compañeros. Intentó ser igual de mortífero en el lanzamiento exterior, pero fue variando su producción hacia el interior de la zona.
Así, mientras los yugoslavos consiguieron ajustar mejor el marcaje a Óscar, al cambiar a Dalipagic por Radovic, los brasileños se encontraron sin una solución tan sencilla. Conforme las defensas fueron entrando en funcionamiento, Yugoslavia empezó a adquirir una pequeña ventaja, que se hizo máxima en el descanso (59-47). Petrovic, también, apareció en la cancha con modales muy correctos, casi tímido, sin procurar ninguna acción polémica. Protestó muy poco y se limitó a jugar, lo que, en un momento dado, consiguió el reparador efecto de unas cuantas salvas de aplausos que sembraron la división de opiniones entre el público. Petrovic se marchó a los vestuarios sin un mal gesto, a pesar de que el público andaba atento, en singular marcaje, a cualquier detalle grosero. No lo hubo, y todo el mundo se marchó en silencio.
La segunda mitad ya no tuvo ninguna historia porque a Óscar se le apagó la batería. Dejó de correr y de saltar. Su siempre generoso arsenal de canastas quedó reducido a cinco tantos en este período y, todo hay que decirlo, sin que mediara un marcaje extraordinario, ya que volvió a tomarle Dalipagic, quien, para mayor contradicción, fue el, mejor jugador en este período y el máximo anotador del partido.
En la reanudación apenas pudo presenciarse un baloncesto de interés. La lucha por la medalla de bronce terminó convirtiéndose en un correcalles, en el que los brasileños terminaron abrumados por la racha de desacierto que sufrían desde todas las posiciones de tiro y en el que los yugoslavos se el caso opuesto: Dalipagic, lanzara desde donde lanzara, lo metía todo, como lo prueba que hiciera un porcentaje del 61%.
Brasil se marcha de este campeonato dejando un buen sabor de boca e inscribiendo en las diferentes estadísticas al que ha resultado ser el jugador más completo: Óscar. El técnico Vidal ha pasado modestamente, pero su labor ha podido ser elogiada por muchos entrenadores, por los aciertos de sus decisiones.
Victorias de Cuba o Israel
En los otros dos partidos de la jornada de ayer, Cuba venció a Argentina por 85-81, e Israel a Canadá por 97-84. Con estos resultados, se producen con carácter definitivo los siguientes puestos: 7º Israel, 8º Canadá, 11º Cuba y 12º Argentina.
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