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MUNDOBASKET 86

Tiro al blanco

La primera fase del Mundial de baloncesto no ha ofrecido, salvo escasas y hasta brevísimas excepciones, instantes de delectación para el fino aficionado a este deporte. Vamos, que se ha jugado de manera ramplona, con esquemas tan poco sorprendentes como excitantes. Lo que sí se ha apreciado es la influencia de las reglas sobre la táctica, cómo la norma del tiro de tres puntos está transformando el juego en algo distinto... y no necesariamente mejor.En uno de los primeros encuentros del Mundobasket los dos contendientes intentaron un total de 40 tiros desde más de seis metros y cuarto. Es decir, aproximadamente, la tercera parte de sus lanzamientos desde el campo. Es una barbaridad, es convertir un partido de baloncesto en una exhibición de tiro al blanco, y para eso ya está Eladio Vallduví. Por eso mismo se puede discrepar de quienes defienden, sin duda con excelentes razones, lo oportuno de la regla.

Bien está que con este nuevo tiro, extravagantemente bien recompensado para lo que es, se puedan protagonizar reacciones espectaculares a fin de partido. Bien está que se dé una oportunidad a los conjuntos con menos centímetros bajo los aros (y, en ese sentido, es absolutamente lógico que un angoleño, un malaisio y un surcoreano encabecen la lista de más triples encestados) para equilibrar en cierta medida la pugna ante los que pueden dominar los rebotes. Pero no está bien que se convierta el baloncesto, en insulso tiro de feria. Y está claro que eso es lo que sucede cuando se tira 40 veces desde el semicírculo en un solo partido. Un tiro de tres puntos por minuto. ¿Dónde queda la emoción del triple, dónde su supuesto efecto de mazazo psicológico?

No hay más que: una solución lógica: revalorizar este tiro colocando su línea a una distancia respetable, aunque no tan desmedida como los 7,25 de la National Basketball Association. Los 6,70, que se traducen bien al sistema de medidas anglosajón (22 pies), estarían bien. No sería una distancia prohibitiva, pero sí selectiva. No se quedarían los atacantes acampando tras el semicírculo ni renunciando a un buen tiro de cerca. El triple recuperaría su valor táctico, los equipos volverían a pensar en las jugadas de dos contra dos, en la puerta atrás, en el pase y va. En lo que hace del baloncesto un ballet deportivo y bastante más que un monótono pim, pam, pum.

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