Andrés Jimenez
El Barcelona le paga el mejor contrato del baloncesto español
Andrés Jiménez, Jimix, ha sido, de lejos, el niño más alto que ha tenido la ciudad sevillana de Carmona. Tan alto era que tuvo que hacer la primera comunión a los seis años para no desentonar del resto de compañeros. A los 16 años alcanzó la misma estatura que tiene ahora, 2,05 metros. Creció de un tirón, como creció después su cotización en tan escaso tiempo que pasó de un buen sueldo a un sueldazo y de un buen puñado de millones al contrato más elevado que ha conocido el baloncesto español.
Jimix, que habla mirando al vacío, tiene manos para muchas cosas: para jugar al baloncesto, desde luego -"yo con el balón hago muchas cosas, no te creas"-, y para dibujar o diseñar, funciones en las que ya en pieza a cosechar dividendos como lo demuestran los contratos que ha cumplido para la confección de carteles y el concurso que ganó por la mascota del Mundialet.-La gente suponía que no cobrabas por esta actividad artística.
-¿Cómo que no? Vaya... claro que cobro... pues sí que...
Andrés Jiménez se transformó con el baloncesto en Jimix, apodo que luego llevaría a su actividad artística. Nació en Carmona, en 1962, de padres y abuelos no excesivamente altos, lo que no impidió que tanto él (2,05) como su hermano Francisco José (1,96, escolta en el Joventut) y su hermana Clara (1,82, pívot del Masnou, internacional) llegaran por altura a la misma profesión. Andrés salió de Carmona, donde destacó en una operación altura, para fichar a los 15 años por el Cotonificio que entonces dirigía Aíto García Reneses; de ahí al Joventut de Aíto, previo rotundo no al Barcelona, y reciente viaje al club azulgrana, con Aíto, naturalmente.
Pero Jimix ha ampliado su fama con su faceta artística. En Zaragoza inauguró su primera exposición de comics y dibujos, de la que no está demasiado satisfecho, porque se le ha dado preferencia a la caricatura, cuando él se considera un diseñador que espera a terminar sus estudios de publicidad en la Escuela de Artes Aplicadas y que ha llegado a profundizar hasta en la investigación de nuevos diseños para hacer un excusado. "Sí, sí, tengo grandes ideas a ese respecto; he llegado a diseños de otro tipo para wáteres". Sus únicas obras conclusas en comic han sido una historia del baloncesto a través de los tiempos y un relato de cómo España alcanzó la medalla de plata en Los Ángeles.
Artísticamente sigue insistiendo en que lo suyo no es el comic, por más que editores y medios de información estén dispuestos a pagarle por caricaturas y tiras cómicas. Deportivamente es difícil arrancarle declaraciones comprometedoras. Muy llano, pero poco hablador, salvo cuando topa con algo. En su día lo hizo con el Barcelona, club con el que se negó a fichar hace tres años, a pesar de existir un acuerdo entre los clubes. Ahora ya es azulgrana, pero sostiene que no se ha casado con el Barça por dinero: "No me he casado con el Barcelona. Voy haciendo lo que debo hacer, que es ir a más". Jiménez ha sido el jugador más cotizado en un tiernpo récord, a escasas semanas de la terminación del campeonato, un hombre por el que varios clubes (Real Madrid, Joventut, Barcelona, Fórum Filatélico y hasta dicen que CAI Zaragoza) llamaron a sus puertas con un precio de salida sin precedentes, 20 millones por año. De Jiménez los entrenadores resaltan una cualidad, su entrega. Es uno de los pocos jugadores a los que hay que echar de un entrenamiento. Jimix es un perfeccionista: "Nada de lo que hago me acaba de gustar. No suelo decir, tras un partido: "¡Caramba, qué bien.. .!".
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