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MUNDOBASKET 86

Todos los jugadores españoles están actuando a un nivel inferior que en sus clubes

Luis Gómez

ENVIADO ESPECIAL, La selección española ha conseguido en el Mundial 86 de baloncesto estadísticas pobres ante Francia, Corea del Sur y Grecia, rivales claramente inferiores en principios básicos, como el rebote y el número de buenos jugadores. España siempre ha cosechado más rebotes que sus adversarios, ninguno de los cuales ha pasado del 50% de efectividad en el tiro. A la vista de ello, no tendría por qué haber tenido ningún apuro, pero sus propios errores le han llevado a pasar por situaciones difíciles. Esos fallos están reflejados en las estadísticas: España ha cosechado hasta el momento menos canastas de tres puntos que su rival; los tres bases han sumado en tres encuentros de escasa dificultad 16 tantos, lo que indica que salen a un promedio de 1,7 tantos por partido. El estudio detenido de las estadísticas deja una conclusión: todos los jugadores están actuando por debajo del nivel que ofrecen en sus respectivos equipos.

Antonio Díaz Miguel, el seleccionador nacional, insistió hace ya un año en que el juego de su equipo debería mejorar en la utilización del tiro desde más allá de la línea de 6,25 metros. Lo convirtió en un objetivo para este Mundial. Diseñó entrenamientos especiales para reforzar la muñeca del jugador, obligándole a tirar sentado en el suelo para que se acostumbrara a las largas distancias. También modificó un sistema de ataque para permitir un tiro desde esa línea. Sin embargo, los Jugadores habituales en este lanzamiento (Epi, Sibilio, Villacampa y Margall) se alejan mucho de la conducta que en ellos es habitual. España sólo ha convertido 11 canastas desde esta distancia en tres partidos, con un porcentaje del 28%. Tanto Grecia como Francia e incluso Corea del Sur transformaron más tiros de este tipo que España. Margall se ha mantenido como el mejor (cinco canastas convertidas, con un porcentaje del 83%.). Sibilio, el mejor en la Liga española, sólo ha conseguido, sin embargo, tres desde esa distancia. Y Epi, sólamente una de siete, lo que significa un porcentaje del 14%.Las dificultades de la selección española se han repartido entre la defensa y el ataque. Que los tres rivales no hayan pasado del 50% de acierto podría significar que ha existido una buena defensa enfrente, pero no ha sido éste el caso. España no ha conseguido dominar la defensa individual agresiva. La defensa zonal, una especie de 1-1-3 con algunas variantes, estaba calificada por los técnicos como original, pero un tanto arriesgada, porque se ofrecía poca resistencia en el lado débil -aquél donde hay menos atacantes- Ante Grecia, que tiene un juego exterior más fluido por la presencia de Gallis y Yiannakis, se cebó en ella. Finalmente, los jugadores defendieron, en algunos momentos, en individual, pero con menor presión donde parece que se sintieron más a gusto. El problema principal parece radicar en que Díaz Miguel quiere imponer un espíritu defensivo tan radical que los jugadores no lo digieren.

Fallos ofensivos

Pero la contrapartida es que España ha estado mal en su juego ofensivo, a pesar de contar siempre con la tranquilidad que le da al tirador el saber que hay una superioridad en rebote y hasta en estatura media de los pívots. Algunos jugadores adelantaron, antes de comenzar el torneo, una excusa técnicamente válida para los primeros partidos: los aros del pabellón zaragozano son muy duros, lo que significa que no permiten que pasen más que: los lanzamientos que entran directamente, sin rozar el hierro.

Este problema comienza a ser grave con los tres bases, que parecen haber renunciado a tirar. Lo curioso es que se trata de jugadores que tiran habitualmente en sus clubes, sobre todo Creus. Solozábal, por ejemplo, realizó un buen porcentaje de tres puntos, entre frecuencia de tiros y acierto, en la Liga española. Pero en este campeonato todo está resultando distinto. Entre los tres suman 11 puntos, y eso en circunstancias de poca presión, como han sido los partidos contra las selecciones con las que España se ha enfrentado.

Crece la impresión de que entre los tres bases y Díaz Miguel no hay una relación de confianza mutua, necesaria siempre entre entrenador y jugador, pero, sobre todo, entre el entrenador y el jugador que debe dirigir sobre la cancha los movimientos del equipo, el base.

Epi es el máximo anotador de la selección, con 56 tantos, seguido de Martín, con 39, máximo reboteador a su vez con 20 -J¡ménez va a continuación con 19-. Ambos son los jugadores con más tiempo en la cancha.

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