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Vitor Constancio

Un 'hombre de la banca' sucede a Soares al frente del socialismo portugués

"Cuando me meto en algo es para ganar. No me gusta perder, ni siquiera una partida entre amigos", dice de sí mismo el nuevo secretario general del Partido Socialista portugués (PS), Vitor Constancio, de 42 años. Ministro de Finanzas de Mario Soares entre 1976 y 1978 y gobernador del Banco de Portugal, es el hombre que ha negociado con el Fondo Monetario Internacional y con la banca internacional todos los grandes acuerdos financieros suscritos por Portugal en los últimos 10 años

José Manuel Torres Couto, secretario general de la Unión General de Trabajadores, el primer dirigente socialista que apoyó la candidatura de Constancio al liderazgo del PS en sustitución de Mario Soares, afirma de él: "Están muy engañados los que piensan que Constancio es un hombre indeciso, conciliador: sabe siempre muy bien lo que quiere y va a ser un líder fuerte".El rival de Constancio para la sucesión de Soares, Jaime Gama, ha experimentado ese temperamento de luchador que tiene el nuevo secretario general socialista, durante la preparación del congreso que concluyó el domingo: desde el inicio, el ex gobernador del Banco de Portugal impuso su metodología, sus condiciones, su equipo, y no aceptó negociar antes de tener garantizada una clara e indiscutible victoria.

Hace cuatro meses, la imagen de Constancio en la Prensa portuguesa era muy diferente. Se dudaba si renunciaría a una carrera profesional, vitalicia, en el Banco de Portugal, para lanzarse a una lucha política sembrada de incertidumbres y riesgos.

Muchos recordaban que, a pesar de formar parte de la minoría aplastada por Soares en el congreso de 1981, Constancio nunca había cortado sus vínculos con el ex secretario general, pero tampoco había aceptado la mano tendida de Soares, quien quena recuperarle para funciones de Gobierno. Se decía que Constancio prefería gozar el prestigio conquistado en los medios económicos nacionales e internacionales a comprometerse asumiendo responsabilidades directas.

Constancio no es sólo "un hombre de la banca" que sucede a un "político puro", como Soares, que nunca ocultó sus dificultades con "los números" y los aspectos técnicos de la gobernación. Pertenece también a la corriente cristiana del socialismo luso -que llegó al socialismo a partir de la lectura de Maritain y de Mounier, de la encíclica Pacem in terris, de la juventud universitaria católica y del movimiento cooperativo- y que es la que ha desplazado en la dirección del PS a la corriente marxista, republicana, anticlerical y masónica, que tuvo a Soares como líder y representante.

Vitor Constancio es un portugués normal, que cultiva una imagen de seriedad y discreción, de traje oscuro y corbata, con una vida familiar sencilla. Afable, simpático, cortés, sabe también manejar el humor: reúne todos los ingredientes necesarios para transformarse en el líder carismático que aún no es. No esconde su admiración por Felipe González y la voluntad de estrechar las relaciones con el PSOE. Busca, entre otras cosas, su Alfonso Guerra: confiesa que no hay entre los nuevos dirigentes del PS nadie que tenga con él la intimidad necesaria, la humildad que requiere el papel de eterno número dos y la vocación para ser el malo de la película.

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