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MÉXICO 86

Maradona, comparado en Italia con los santos y los magos

Juan Arias

Fue difícil saber en la noche del domingo y durante toda la jornada de ayer en Nápoles si el Mundial 86 de fútbol lo había ganado Argentina o Italia o, mejor aún, Maradona, el niño de oro, hoy más popular y quizá más milagrero que el mismísimo San Gennaro. Los tifosi o aficionados del santo del milagro de la sangre licuefacta piensan que Maradona es el mayor prodigio regalado por el santo a los pobres de Nápoles. Un novelista napolitano, Luigi Compagnoni, calificó al jugador de "mago gentil". Corriere dello Sport tituló: "Diego I, rey del fútbol". Tutto Sport fue más escueto: "Maramondo", titular que figuraba bajo un dibujo de Maradona sobre cuya cabeza había un mapamundi.Cuando Dieguito, llamado tambien el hombre o el héroe, llegue a Nápoles, podrá ver aún en las paredes de toda la ciudad, pero, sobre todo, en los antiguos barrios españolescos, las pintadas que anuncian que el Mundial lo ha ganado Maradona, es decir Nápoles.

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Carlos Bilardo

Ha sido una victoria que ha hecho explotar a la ciudad como hace cuatro años, cuando la Copa del Mundo fue ganada por los azules italianos. Y esta vez, quizá más. Una alegría desenfrenada que ha pagado, como ocurre con frecuencia, el duro precio de más de 300 heridos. Pero los pobres, han dicho ayer los sociólogos, necesitan para compensar su vacío y endulzar su miseria momentos de felicidad sin freno; sentirse, aunque sea sólo por proyección subconsciente, héroes por unos segundos. Y Nápoles, la pobre, la eternamente olvidada por el destino y por sus gobernantes, ha vivido, gracias a Maradona, una jornada de gloria pura.

Entrevistados por la televisión, los scugnizi napolitanos, a los que tanto se parece incluso físicamente Dieguito, aunque ellos son pobres y él millonario, han declarado que durante el partido ellos dejaron de ser europeos para sentirse argentinos, criticando al mismo tiempo a los italianos del norte, los cuales, dijeron, "siendo sólo europeos", habían hecho el tifo por los alemanes.

En las playas napolitanas se bailó el domingo hasta el alba. En algunos restaurantes, donde se estaba viendo el partido en una pantalla gigante, al gol de Burruchaga saltaron de emoción docenas de platos, hechos trizas, y se ofreció cerveza gratis para todos. Se ha creado hasta una pizza especial que "lleva de todo, como cuando juega Maradona".

Una de las mejores plumas de este país, el novelista napolitano Compagnoni, escribió ayer en el diario napolitano Il Mattino que Maradona, para los napolitanos, es como uno de los personajes encarnado de las antiguas crónicas que narraban- la unión de las hijas de los hombres con los ángeles, en el cual se juntan en un mismo abrazo "cándidos magos con ogros de monstruosos negocios financieros". Dieguito, dice Compagnoni, no es sólo un monstruo financiero, es también "el mago cándido y gentil que en el momento de ganar el Mundial, pálido y en lágrimas, hizo también un misterioso signo de magia [la señal de la cruz] y, enseguida, como por encanto, sus hermanos napolitanos le respondieron con fuegos y estruendos de trompetas".

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