August Ferrer
Un español, nuevo presidente de los relaciones públicas europeos
August Ferrer, un catalán de 53 años de edad, es el primer español que preside la Confederación Europea de Relaciones Públicas (CERP), fundada en 1959, y que agrupa a profesionales de 16 países. Ferrer ganó por 17 votos a 10 al candidato holandés, que es asesor del ministro de Asuntos Exteriores de su país, en una elección celebrada en Roma tras el II Congreso Europeo de Relaciones Públicas. La CERP tiene estatuto de organismo consultivo del Consejo de Europa y de la Unesco, y se está tramitando igual función para la Comunidad Europea. Ferrer ostentará la presidencia por un período de tres años.
Tiene pasión por las corbatas, no le gusta aparecer en las fotos y se precia de no haber presionando nunca a un periodista para la publicación de una información. August Ferrer tiene un gabinete de relaciones públicas y asesora a empresas e instituciones diversas. Sus 22 años de experiencia le permiten elegir a sus clientes, a los que explica desde el primer día que su función es la de interlocutor entre ellos y la sociedad. Estudió Ciencias Químicas -se asegura que es un especialista en materias de enología- y entró por azar en el mundo de las relaciones públicas, tras un breve paso por la publicidad. Su primer cliente fue una marca de cava para la que montó una curiosa gala de la arpillera, en el Club Náutico. "Aquello fue una operación un tanto especial, en realidad la primera acción de relaciones públicas fue con otro cliente champañero: la dotación de arte Castellblanch", recuerda.Es muy discreto al hablar de las personas para quienes ha trabajado. En su periplo profesional ha tenido que hacer valer sus buenos oficios en el secuestro de un cliente del País Vasco y a sido objeto de una extraña persecución tras renunciar a organizar la campaña de un presidente de un club de fútbol. Son dos ejemplos de los peajes adicionales de una profesión singular, cuyas grandezas y miserias quizás un día explique en unas memorias escritas en su casa-refugio gerundense de Besalú.
Coleccionista incorregible, atesora por decenas campanillas, pipas, platos de cerámica, cántaros, lupas o títeres de cartón, en su casa de Sarrià, muy cerca de la pastelería Foix, su poeta favorito. También es un gran aficionado a la lectura de los clásicos franceses, a la música barroca y a visitar anticuarios.
Afirma que del millar de relaciones públicas españoles, no habrá más allá de 200 que puedan considerarse como tales, ya que detrás de algunas tarjetas de visita hay en realidad un agente de ventas, un publicista o un encargado de protocolo. Ha sido profesor universitario en Barcelona y se enorgullece de que esta ciudad, junto con Madrid y Bilbao, tenga facultades de Ciencias de la Información donde estudiar relaciones públicas. "En Madrid", explica, "existe la única cátedra en la materia, cuyo titular es Jaime de Urzáiz, quien, por cierto, en Roma ha sido elegido administrador del organismo europeo que se ocupa del profesionalismo dentro de la CERP".
August Ferrer cree que finalmente los empresarios empiezan a entender que las relaciones públicas en una empresa forman parte de la política de dirección, mientras que la política de mercadotecnia está dictada en mayor medida por la publicidad. "Me siento cómodo con las empresas que aceptan una estrategia de comunicación; en cambio, me niego a aceptar firmas que sólo desean una información interesada".
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