Uruguay puso en evidencia al equipo de Beckenbauer
Un gol tempranero volvió a mediatizar la disputa de un encuentro teóricamente iguadado. Al minuto cuatro, Uruguay se encontró con una ventaja imprevista en el marcador, sobre todo si se tiene en cuenta que, en tan escaso período de tiempo, la RFA había dominado abrumadoramente. El gol fue aún más desafortunado para los germanos porque vino provocado por un ingenuo pase. A partir de entonces el encuentro cobró una sola dirección: dominio de la RFA y tranquilo juego de Uruguay a la espera de un nuevo fallo alemán. El error llegó, sin embargo, del lado uruguayo cuando faltaban seis minutos para el final. La RFA empató cuando ya no lo esperaba.Beckenbauer se sacó de la manga una alineación sorpresa en la que figuraban de salida nada menos que cinco defensas natos y estableció un marcaje con dos hombres sobre la estrella uruguaya, Francescoli, según la zona del campo por donde se moviese: unas veces Se: encargaba de él Eder y otras Berthold. En el centro del campo Magath jugaba suelto y podía centrar balones a placer y armar el juego de los alemanes.
Pero los uruguayos encontraron terreno abonado para practicar un juego muy lento, con atisbos de marrullería en las pérdidas continuas de tiempo y en algunas faltas cuando algún rival se escapaba con claridad. Los alemanes, a pesar de que su presión estaba favorecida por el retraso de los centrocampistas uruguayos, no pudieron desarrollar un fútbol fluido. Aun así, en la primera mitad dispusieron de tres buenas oportunidades efectivamente resueltas por Álvez, que se rebeló como un portero con personalidad. Vistió una elegante camiseta gris a cuadros e hizo alarde de una espantosa seguridad en sí mismo en un par de jugadas en las que arrebató peligrosos balones a los alemanes con una sola mano. Lo suyo pareció una frivolidad, pero la ejecutó con maestría.
La segunda parte ahondó en la impotencia del equipo que dirige Beckenbauer. Su primera intención fue dar entrada a Littbarski para buscar mayor rapidez en el ataque. Sin embargo, -se encontró con que Uruguay adelantaba ,sus líneas y dificultaba, justamente, la posibilidad de un dominio cómodo en busca del empate. Es más, las primeras oportunidades fueron en algunos contraataques. uruguayos.
Beckeribauer se vio obligado a pedir auxilio al lesionado Rumennigge, quien empezó a calentar con la ayuda de los masajistas de la selección. Entró en el minuto 69, pero el panorama se había hecho más sombrío: el centro del campo alemán producía jugadas con cuentagotas. Sin embargo, tras una larga presión y cuando la RFA desconfiaba de lograr al menos un punto, llegó el gol ole Allofs.
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