Un futuro espléndido
La Fórmula 1 es, textualmente, un circo y sus miembros difícilmente podrían vivir en otro ambiente. Es un mundo de contradicciones, que provocan la deserción de pilotos como James Hunt, "porque me aburro", y que atrae a gente como Niki Lauda, que se va y vuelve periódicamente.
El futuro de la F- 1, según todos, está más que asegurado. "La F-1 puede ofrecer muchas cosas a los grandes constructores, tanto como ejercicio tecnológico o como escaparate publicitario", contaba recientemente Frank Williams, ahora convaleciente de un gravísimo accidente. Ya se comenta la llegada de nuevas marcas japonesas, como Toyota o Yamaha.
En estos momentos se rumorea, incluso, que la firma japonesa Toyota parece dispuesta a comprar la escudería Lotus y que Yamaha, prepara ya el asalto a la F-1.
Puede que pronto se reviva una escena como la que, el pasado año, protagonizaron el finlandés Keke Rosberg, entonces en Williams, y el propio Frank, tras el Gran Premio de Dallas. Williams llevó a su equipo al único restaurante japonés de Dallas. Cuando le sirvieron el plato de pescado crudo, Rosberg le preguntó a su patrón: "Oiga, jefe, ¿esta comida también está en el contrato?".