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Novias

Seguramente una de las acciones más netas que han realizado los socialistas ha sido la de permitir la visita gratis a los museos. De esa manera uno entra sin veneración y sigue paseando hacia la puerta de salida como si hubiera discurrido por un parque. A la obra de arte se la mira como de peatón a peatón, y el enamoramiento, cuando se obtiene, es un efecto espontáneo. Si, en general, las artes hubieran logrado ingresar de este modo en nuestras vidas es probable que hubiéramos llorado y reído mucho más.Ahora hay una ocasión antológica en Madrid -primero fue en Barcelona y debería producirse en muchas otras partes- para quedar seducido por la pintura de Ráfols Casamada. No hago crítica de arte. Hablo de esa exposición del Museo Español de Arte Contemporáneo como se confía una ruta para observar almendros o se da un teléfono para ligar con una chica. No importa qué papel le corresponda a Ráfols en la historia del arte, qué escuelas o maestros europeos y americanos se esconden bajo su estilo ni qué lecturas le acentuaron la imaginación y la mano. En el lienzo, a efectos del paseante, sólo prevallece lo que no se puede decir.

Soy de la masculina convicción de que nada es más atractivo que una mujer atractiva. Ni nada resume más la experiencia estética en su totalidad que la experiencia de esa emoción. Igualmente, pocas mujeres atractivas lo son tanto como la bellísima mujer que a veces se hospeda en un hombre sensible. El problema reside en sacarla afuera con su exacta tensión y sin desorden. En este intento, Ráfols Casamada posee una producción centrada en los años 1981 y 1982 especialmente en la que ha logrado aprehender ese producto femenino y primordial. El violeta y los azules tendidos, los verdes por donde resbala una voz, el blanco que se tapa y se desviste son su trasunto intacto. Si uno quisiera ser alguna vez una chica-chica, tendría que desplegar su cuerpo y dejarse imprimir por esa estampa. Pero también, si todavía se guarda la memoria de una novia bonita y atinada, los lienzos de Ráfols son la oportunidad de volver a quedar con ella.

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